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Yo digo | Juan Gutiérrez

Una bella historia con final dudoso

Después de cubrir el período de Miguel Indurain con pasión, reaparecí en el Tour de Francia en 1999, tras un paréntesis profesional. En aquella edición, el ambiente estaba enrarecido por el escándalo de dopaje del año anterior. El ciclismo necesitaba aire fresco, recuperar la credibilidad. Y entonces surgió Lance Armstrong, un superviviente al cáncer, el hombre-milagro, la inspiración para los enfermos, un ejemplo de superación personal... El americano protagonizó a partir de ahí una de las historias más bellas del deporte mundial.

Armstrong anunció ayer el último capítulo de su cuento de hadas. Pero como la vida no es Disneylandia (Lance lo sabe mejor que nadie), se va con interrogantes. Su empeño en defender al doctor Michele Ferrari, unido a su mafiosa actitud con Filippo Simeoni, ha ensuciado el final feliz. Menos mal que la memoria es selectiva y, con el tiempo, sólo nos quedará el héroe.