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Vuelta a España | 10ª etapa

Del cielo al suelo

Valverde se cayó y alcanzó la meta gracias a sus compañeros

Actualizado a
<b>ROTO. </b>Valverde llora por su mala suerte instantes antes de volver a montarse en la bicicleta. Junto a él, los médicos de la Vuelta examinan sus heridas.
Jesus Rubio

La caída de Valverde, la incertidumbre que aún dura, así nos vemos ahora, primer curso de traumatología, el chico cubierto de hielo, como el champán, preocupan la rodilla y la cadera, por no hablar de los mil dolores que esperan turno, accidente de moto sin moto y sin cuero, estamos en manos de los antiinflamatorios y las colas de conejo.

En el kilómetro cero se escapó Zabriskie y en el siete, cuando el estadounidense tenía una ventaja de 56 segundos, con el pelotón lanzado en su busca, a Valverde se le bloqueó el cambio y la furiosa pedalada del campeón fue una catapulta que le despidió hacia delante, vuelta de campana y aterrizaje en el asfalto que abolla y lija, el cuerpo desmadejado debajo de la guillotina del quitamiedos, ja. Cuentan que lloraba y no era precisamente por el dolor, pues quien haya sufrido un accidente sabe que éste tarda en aparecer lo que dura el balance de daños: vivo o muerto, entero o a trozos, con Vuelta o sin ella.

Valverde lloró por la injusticia. A los 24 años, los suyos, a poco que te haya ido bien la vida, no se tiene claro ese concepto. Se piensa que basta con ser bueno (en cualquier variante) para encontrar premio, se ignora que las desgracias que nos sobrevuelan no conocen ni a su padre. No era justo, como no lo es ningún accidente, como no lo fue el de Beloki, que al menos tuvo la gloria de caerse en directo, en plena batalla, como el soldado que fotografió Robert Capa y al que detuvo una bala, fusil en ristre, muerto inmortal.

Valverde pensó en retirarse y, más que por los dolores, que ya los tenía, por dejar constancia de su protesta ante el funcionamiento del mundo, no hay derecho, y es verdad. Le convencieron y no debió ser fácil, porque algunos de sus compañeros también lloraban, se les había estrellado supermán contra una farola.

Justo después sucedió. Como si se tratara de una película de las de llorar con sonrisa, el pelotón redujo la marcha para esperar al herido y de uno en uno fueron pasando junto a Valverde colegas que le daban un ánimo y un empujón, vamos chaval, andiamo ragazzo, allez garçon. Si los ciclistas fueran siempre tan solidarios arrebatarían el mando de su deporte a los médicos desaprensivos y los directores aprovechados. Zabriskie fue, y tenía disculpa, el único que no se pasó por allí: circulaba 15 minutos por delante.

La esperanza.

Asegura el doctor Irigoyen que Rominger se recuperó de una caída semejante y luego ganó la Vuelta y recordamos nosotros que Hinault casi se abre la cabeza en una llegada y terminó por vencer en el Tour con los ojos a la virulé. Estos antecedentes ayudan, igual que las fracturas que Hamilton y Mancebo se curan con tiritas.

Nos preocupamos por Valverde, sí, además de por los motivos humanitarios y por las campanas que doblan por nosotros, porque él representa la emoción, la alternativa, lo nuevo y el futuro, y porque tanto quisieron guardarlo que provocaron al destino y ahora nos duele más el Tour que no fue.

Ganó el compañero de habitación de Landis, Zabriskie, un apellido que Míster Google relaciona al cineasta Michelangelo Antognoni, director en 1970 de la película Zabriskie Point, que se refiere en su título al lugar donde dos jóvenes se citan para disfrutar de la vista del desierto de Death Valley o de lo que sea. Hasta los ciclistas desconocidos tienen historia.

Hoy es día de descanso, previo a la etapa reina de mañana. El ciclismo es diferente porque duele. Valverde, entre algodones. Andiamo.

La película

Km 0: 163 corredores toman la salida.

Km 5: Zabriskie se escapa y coge 58 segundos.

Km 7: Valverde sufre una fuerte caída y tiene que ser atendido por los médicos. Salta la voz de alarma en el pelotón, que baja el ritmo.

Km 15: Valverde, con problemas, contacta con el pelotón. Zabriskie se beneficia del ritmo lento y tiene ya 2:04.

Km 28: Valverde rueda a cola de pelotón arropado por todos sus compañeros. Zabriskie adquiere en 13 kilómetros 9:52 de ventaja.

Km 61: El pelotón sigue a ritmo lento y Zabriskie toma 19:42.

Km 86: La ventaja es de 18:05. Se desata la lucha por la general de equipos y el pelotón comienza a tirar.

Km 131: En el sprint de Calasparra la ventaja baja a diez minutos. Tira el Fassa.

Km 160: El trabajo de Fassa y de Cofidis ha servido para reducir la ventaja a ­tres minutos, pero ya no hay opciones de cazar a Zabriskie.

Km 165.8: El norteamericano Zabriskie, del US Postal, se impone en la meta de Caravaca. Landis mantiene el jersey oro y Valverde consigue llegar con el pelotón.