Fútbol de interés general

Cada año espero el Torneo de Brunete con una ilusión especial. Después de todo un año de fútbol profesional, de dimes y diretes, de rajadas contra árbitros, de entrenadores cesados, de denuncias por alineación indebida, de dos partidos en el Camp Nou que nunca se cumplen, de un Gurpegui nandrolónico sin sanción, de frases vacías de Queiroz, de galácticos tumbados a la Bartola y de bravatas de defensas patibularios, el fútbol se redime, como cada año, en Brunete. Es como una pasada por agua bendita, que borra todos los pecados y vuelve a hacer del fútbol algo grato y noble.

Claro que el mundo profesional ya acecha este torneo, que empezó hace doce años, justo cuando nacían los que han jugado esta edición. Fue idea de un romántico, Carmelo Zubiaur, que nos enredó a José Ramón de la Morena y a mí para lanzar esta iniciativa. Desde entonces esto ha cogido tanto vuelo que ya no sólo vienen aquí patrones de pesca en busca de perlas para sus equipos, cosa que ocurre desde hace algunos años. Ahora ocurre incluso que procuran reforzarse previamente para este torneo, buscando donde se encuentre la última perla a punto de abrirse.

Tal es el caso de Cristian, el mejor jugador del torneo, un chavalín santanderino recién incorporado por el Barça. Una maravilla de manejo con la izquierda, de visión de juego y de instinto de gol. Pero no ha sido lo bastante para hacer al Barça campeón. Campeón ha sido el Espanyol, cuyo trabajo de cantera luce desde hace algunos años en todas las categorías. Rodríguez Zapatero acudió a entregar el trofeo a los ganadores. Un bello gesto y un espaldarazo para este campeonato, fútbol de interés general porque nos devuelve todo lo mejor que puede ofrecer este deporte, limpio de impurezas.

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