Zidane y la elección de la UEFA

La UEFA ha elaborado vía votación por Internet una relación de los cincuenta mejores jugadores de la historia, en cuya cúspide se sitúa Zidane, justo por encima de Beckenbauer y Cruyff. Hay que ir descendiendo en la lista para encontrar a los grandes clásicos: Di Stéfano, Puskas, Charlton... El tiempo es el olvido, los internautas abundan más entre los más jóvenes y así se produce alguna omisión casi escandalosa, como la de Gento, cuyas seis copas de Europa no le han hecho merecedor ni siquiera del puesto número cincuenta, ocupado por el discretísimo Costacurta.

Zidane arriba, decíamos. Discutíamos sobre ello el jueves en la redacción, e hice una prueba con varios madridistas. "Si el Barça propusiera no sacar el domingo a Ronaldinho a cambio de que el Madrid no sacara a Ronaldo, ¿aceptarías?" Y todos contestaban que ni hablar. Luego preguntaba: "Y si el Barça propusiera no sacar a Ronaldinho a cambio de que el Madrid no sacara a Zidane, ¿aceptarías?" Y todos contestaban que sí, que bueno, que quizá ese cambio podía ser interesante. O sea: a la hora de ganar el partido, Ronaldo o Ronaldinho contaban más que Zidane.

Y sin embargo ha sido considerado el mejor jugador de Europa de los últimos cincuenta años. ¿Lo es realmente? Lo es en el gusto actual, que valora mucho lo que él representa: la versión más estética y afinada del fútbol. El juego como arte, como un fin en sí mismo, no tan obligatoriamente relacionado con el resultado. Zidane baja fuera de casa, marca muchos menos goles que tantos y tantos delanteros que quedaron detrás de él, pero la belleza de su juego es singular. Para ganar partidos quizá prefiramos a otros. Para disfrutar, le preferimos a él.

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