El Madrid vuelve a morar entre nosotros

Pues sí, fue un partido de la máxima rivalidad de los de antes. Tenso, con poco juego, toboganes, oportunidades de ganar el partido para ambos, razones para quejarse del árbitro para ambos, y por consiguiente discusiones para toda la semana. El Atlético puede quejarse y con razón, del segundo gol del Madrid: Raúl desequilibra a Sergio Aragoneses y además Helguera remata en fuera de juego. El Madrid puede quejarse de que el Atlético pegó horrores y pegó feo, con el consentimiento del árbitro, que a cambio expulsó a Pavón con dos tarjetas en sus dos únicas faltas.

Pero al fondo queda el 1-2, que mantiene al Madrid en la Liga, le permite incluso acostarse líder, avala lo de La Manga, devuelve la paz al grupo y permite encarar el partido del Barça (que será otra apoteosis a la antigua) con más calma. Lo mejor de esta crisis del Madrid es que ha regresado entre nosotros. Su cabeza y su alma ya no están en Japón, en las superestrategias de marketing, en la rivalidad con el Manchester United por el mercado sajón y asiático. Su cabeza y su alma han vuelto a estar en este fútbol de cada día: el Atlético, el Barça, el Valencia. Vuelve a ser un poco de todos.

Y no es que yo me queje de las aspiraciones galácticas del Madrid, que me gustan. Sólo que no puede olvidar que para alcanzar todo eso tiene que trabajar el día a día: el entrenamiento, el descanso a sus horas, la Liga... De ahí para arriba, hasta donde sea, pero sin eso no hay nada. Respecto al Atlético, está claro que pierde mucho sin Torres. Sin él, casi no sabes a dónde mirar. Se le fue crudo un mal Madrid, al que salvaron Figo, Casillas, el golpe de casta final y ese error de uno de los árbitros realmente malos de nuestro campeonato. Pero este Atlético es demasiado poco.

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