El Atlético ensaya los goles del Osasuna

Yo estaba en El Larguero aquella noche, tengo que confesarlo. Era al final del programa y Bustillo, en su impecable repaso a las noticias del día, informó con su proverbial flema de que Benito Floro había dado en Alicante una conferencia de hora y media sobre El saque de banda en acción de ataque. Todos soltamos una risotada espontánea. Yo también, tengo que confesarlo. Pero hete aquí que los caminos del fútbol son inescrutables, y el Madrid ha recibido el último martillazo con los saques de banda de Osasuna, y que el Atlético prepara esa jugada con intención sádica.

No sé si al poner tanto énfasis oratorio en esa jugada Benito Floro tenía más razón de la que le dimos. (Aunque hay que reconocerle que uno de los goles de la novena vino en un rápido saque de banda de Roberto Carlos a Raúl). Lo que sí está claro es que cada balón aéreo, lanzado con mano o pie, al área del Madrid, es un sobresalto. Y que eso es así desde que Toshack, en pleno delirio faltón dijo que con cada jugada de ese tipo cerraba los ojos (le pagaban por solucionarlo). Y que esa debilidad es vox populi. Y que se trata de la única jugada para la que Casillas no dispone de antídoto.

Pero quizá ahora sea más problema que nunca, porque el baile de canteranos ahí, que casi parece un sabotaje a la Fórmula ZP en su parte más cuestionada, la de la P, ha contribuido a estropear más aún las cosas. Donde estuvo Pavón (y nadie se quejaba), entró Raúl Bravo. Donde estuvo Raúl Bravo, y tampoco nadie se quejaba, entró Mejía. Donde estuvo Mejía apareció Morientes y le fundió los plomos. Ahora los tres están cuestionados y hechos un flan. Y si falta Helguera, como pasó ante Osasuna, para qué queremos más. El Atlético se frota las manos.

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