Menuda herencia encuentra el que llegue

No le arriendo la ganancia al próximo Secretario de Estado. Gómez Angulo, que en sus últimos días de mando se ha dedicado a obstruir la investigación del caso Manzano, va a dejar esto como un solar. Lo del doping está peor que nunca, con España distinguida por su atraso frente a su entorno en este siniestro capítulo; la federación más emblemática está en los tribunales por presuntísimos abusos de caja; y el remate es el avance de los nacionalistas catalanes en su aspiración por tener selecciones propias, con el hockey como gol entre las piernas de Gómez Angulo.

¿Quién será el próximo Secretario de Estado? Suena fuerte Martín del Burgo, secretario de deportes de Castilla-La Mancha. Pero le lastra un déficit: presume de ser su avalista Cortés Elvira, perejil de todas las salsas, que ya tuvo ese cargo y ahora se deja ver como si tuviera algo que decir en la nueva época. Villar y Padrón esperan que sea su salvador ante el que venga, y de ahí que les faltara tiempo para seguir su consejo de condecorar a José Bono, padrino político de Martín del Burgo. Gesto oportunista donde los haya, en la línea de acudir presurosos en auxilio del vencedor.

Pero Cortés Elvira es un mal aval. Y peor en estos días. Me ha dado por releer un artículo suyo publicado en EL PAIS el 1 de agosto de 1998, a propósito de aquel Tour de las detenciones en el que, aparte de fardar de haber salvado a Indurain cuatro años atrás de suspensión por doping en uno de los Tours que ganó, hacía un compendio de las justificaciones al uso del sector sobre ese siniestro asunto y que nos han llevado al punto en que estamos. Y luego está el descalzaperros que organizó con el baile de descensos de Sevilla y Celta, que acabó en la Liga de 22. Y sus conexiones marbellís.

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