Tontos útiles y cómplices interesados

Entre tontos útiles y cómplices interesados hemos llegado a este punto. Ahora sería de tontos inútiles no aprovechar el efecto Manzano para acabar con los Mengueles y sus cómplices interesados (directores de equipo y representantes, como denuncia Díaz Lobato). Entre los tontos útiles todavía los hay que se entusiasman más divulgando las difamaciones que sobre Manzano hacen correr los interesados que apoyando la necesidad de una regeneración. Los cómplices interesados están callados, escondidos, temerosos. Pero el proceso está en marcha y les alcanzará.

Y conviene que ayuden más ciclistas. Y conviene recordarles su dignidad, que les ha sido arrebatada por los mismos que les envenenan. Porque el primero que se dopó fue un tramposo, el segundo y el tercero, también, pero el número cien, el quinientos, el mil, el diez mil, ya no lo fueron. Se vieron inducidos al doping, poco a poco, cuando apenas tenían edad de discernir, en un mundillo que mezcla a gentes de buena fe, egoístas sin escrúpulos y verdaderos canallas que experimentan en venas ajenas y van dejando un reguero de juguetes rotos a cambio de pingües ganancias.

Y hacen a los ciclistas sentirse culpables. Para ellos es el veneno y el castigo. Y hasta la culpa. Se esconden, silencian, hablan en voz baja entre ellos. Necesitamos ayudarles tanto como ellos necesitan nuestra ayuda. Necesitamos abochornar a todos los secretarios de Estado para el Deporte que han cerrado los ojos (que han sido todos y cada uno), necesitamos una ley penal que persiga a los delincuentes, necesitamos movilizarnos todos para frenar esta escalada del doping, en el ciclismo y en otros deportes. Necesitamos dejar de ver a los deportistas como galgos de carreras.

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