El Bayern jugaba con cartas marcadas

Llama la atención la actitud del Bayern en todo esto. Su mano es larga en la UEFA, pero en este caso ha preferido tirar la piedra y esconderla. Formalmente, no ha presentado denuncia. Realmente, ha movido los hilos para que la UEFA se esmerara en este caso (¿por qué no se esmera tanto en el puñetazo espaldero de Edmilson a Alkiza, una acción decididamente odiosa?) y le metiera dos partidos a Roberto Carlos. Quizá, no sé, todo se quede en un partido, porque a la UEFA le gusta ese jueguecillo, en el que queda de magnánima. Pero será suficiente para que no salga ante el Bayern.

Es una mezquina victoria de despacho para compensarse de su mal resultado en el partido de ida y del doloroso ridículo de su jugador símbolo, Kahn. Es verdad que Roberto Carlos suelta el puño, pero lo hace no sólo tras haber sufrido una entrada de verdad peligrosa de Demichelis, sino cuando, después de esa enorme entrada, el jugador del Bayern aún le encara y le acerca la cabeza en ademán amenazante. En el cate de Roberto Carlos hay más de instinto de autoprotección que de instinto de agresión. Por contra, el cuento posterior de Demichelis confirma su malicia provocadora.

Pero el Bayern tiene gran influencia en la UEFA. Al revés que el Madrid, muy castigado tradicionalmente por ese organismo, dominado por el cogollito germánico de Europa, respetuoso con lo anglosajón y despreciativo con el resto. La UEFA ve además en el Madrid un buen depositario de castigos ejemplarizantes. Claro que España tiene en la UEFA un vicepresidente, Villar, pero es un vicepresidente de guardarropía. Y así pasa: no sólo es que hayan empurado a Roberto Carlos (y olvidado lo de Edmilson) sino que lo han hecho sin molestarse ni en reunirse: por videoconferencia.

Lo más visto

Más noticias