Entrevista Fredson Cámara

"Fui albañil, relojero, boticario y heladero"

No lo ha pasado nada bien Fredson Cámara en su vida. Ha sabido lo que es sufrir y ahora disfruta con lo que le ha traído la vida. Es feliz. Marcar su primer gol en España le ha llevado a ser noticia. Sólo piensa en ver al equipo fuera de lospuestos de descenso. Para hablar de todo eso, citó a AS en su casa, donde manda la tranquilidad y donde el jugador tiene su rincón de tranquilidad.

CARLOS MIRA

Situémonos. Domingo, pasadas las seis y cuarto de la tarde. El equipo está ganando por uno a cero. En un arreón de rabia, se adelantan en el marcador. Después de que sacar de centro el Valladolid, forzaron un córner. Lo saca Iván de la Peña, le cae la pelota del cielo, ¿y?

Remato y consigo mi primer gol con el Espanyol y en la Liga.

¿Sólo?

Bueno, me llevo un alegrón de cuidado y comienzo a darme cuenta en el terreno de juego de que la victoria ya no se nos puede escapar.

¿Fue el gol de la tranquilidad?

¿Usted no lo cree?

¿Cuánto hacía que no marcaba un gol en partido oficial?

¡Ufff! Fue hace dos años, en la promoción de ascenso del campeonato brasileño. Jugaba en el Paraná Clube. Nos jugábamos mucho ante el Sao Caetano y ganábamos por 2-1. Salía de una lesión. Reinaldo llegó a la línea de fondo y la pasó atrás. Narciso, entonces, la dejó pasar entre sus piernas y yo, llegando desde atrás, rompí la pelota.

Bueno, entonces recobró sensaciones.

Gracias a Dios.

Hablando de Dios. ¿Es usted creyente?

Sí. Soy Atleta de Cristo.

Explíquese.

Muy sencillo. Tengo mucha fe en las alturas. Cada vez que puedo, voy con mi esposa Caroline a la Iglesia Evangelista. Loamos al Señor, cantamos y escuchamos el sermón del cura. No es que salgan con más fuerza, pero realmente me siento muy bien. Todo lo que tengo se lo debo a Dios. Es más, creo que todo lo que hacemos es gracias a él.

Lo ha pasado muy mal desde que llegó, pero nunca ha perdido la sonrisa.

¿Para qué? Si nos tomamos las cosas con felicidad, todo es mucho más sencillo. Creo que los peores momentos ya han acabado. Ahora, cuando sales del entrenamiento, sabes que el entrenador y tus compañeros confían plenamente en tí. Y antes no era así. Cuando sufres, pasas hambre y tienes que trabajar duro de pequeño para poder comer, entiendes las cosas de otra manera.

¿Sufrió mucho de pequeño?

Mucho.

Cuénteme.

Mire, en mi casa siempre tuvimos que trabajar para poder subsistir. ¿Qué se cree, que siempre fui futbolista? Pues no. De pequeño, cuando tenía 13 años, iba con mi padre a hacer de albañil. Pero no fue lo único a lo que me dediqué.

Siga, siga.

Después me puse a vender helados en la calle, a desmontar y revisar relojes para arreglarlos y acabé de boticario en una farmacia.

Buena carrera la suya.

Buena experiencia.

¿Y cuándo comenzó a jugar al fútbol?

Lo hago desde siempre, aunque en la calle. Lo hacía con mis amigos. Luego, a los 13 años, comencé a jugar en un equipo de mi pueblo. Era curioso, ya que el entrenador me colocaba de delantero centro, pero cuando el partido se complicaba o jugábamos ante un rival fuerte, me ponía en el centro del campo.

Desde que llegó, ha tenido cuatro entrenadores en el Espanyol. Un bonito desfile, ¿no?

Son cosas que pasan en esta profesión.

¿El mejor de todos es Luis Fernández?

Es el que me ha dado una oportunidad.

¿Qué ha visto en usted?

No lo sé, pero puso su confianza en mis posibilidades.

¿Clemente le hizo daño?

Eso forma parte del pasado.

Le quería fuera del Espanyol.

Bueno, él tenía sus gustos. Las plazas de extracomunitarios las ocupaban Maxi Rodríguez, Pierre Wome y Adrián Bastía. Yo sólo era, para él, el cuarto extracomunitario. Él me quería, pero cedido en un Segunda.

Y el domingo verá de nuevo a Juande Ramos, en Málaga.

Sí. Creo que fue un buen entrenador, como Ramon Moya. Me dio minutos, aunque duró poco en el banquillo.

Volviendo a Luis Fernández. ¿Qué ha supuesto para usted?

Un cambio radical en mi vida. Durante unas semanas tuve pie y medio fuera del club. Llamé a mi padre para informarle que no aguantaba más aquí. El viaje de mi agente era inminente para cerrar una salida.

¿Qué opina de los brasileños que juegan de la Liga española?

Que son buenos, claro.

¿Cree que hay brasileños de primera y de segunda?

No estoy de acuerdo con esa afirmación. Pienso que hay unos que son cracks y otros que trabajan para el equipo. En Europa, hasta hace poco, sólo se conocía el fútbol de Río de Janeiro y Sao Paulo. Pero ahora, poco a poco, el fútbol del sur del país está creciendo y se irán conociendo a más jugadores.

¿Y usted donde está?

Entre los que trabajan, claro.

¿Y Ronaldo?

Él es muy bueno. Tremendo. Excelente. No tengo adjetivos para él.

Mucha figura, pero al final no estarán en los Juegos Olímpicos de Atenas.

Es una lástima, pero es la realidad. Me hacía ilusión poder participar, aunque deberé conformarme con verlo por televisión.

¿Había jugado alguna vez con tanta presión?

Sí, aunque en circunstancias diferentes. Lo que tengo claro es que si no hubieran tantas urgencias, sería mejor futbolista tanto a nivel personal como en lo colectivo.

¿Qué tiene que hacer el equipo para superar definitivamente esta situación?

Debemos intentar ser felices. Esa es la clave de todo.

Buena teoría, pero la práctica es complicada.

Sí, pero al final nos salvaremos.

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