Esa es la diferencia entre España y Noruega

Lo chocante es que los marcadores han salido al revés. Esperábamos ganar 3-0 aquí y 2-1 allí, pero fue lo contrario, y el 2-1 de la ida nos dejó inquietos y discutidores. Ahora, a la vista del partido de anoche, parece un recuerdo lejano, pero la verdad es que había preocupación. Más aún: había hasta algo de miedo. Miedo al mal tiempo, al barro, a los pelotazos, a la necesaria improvisación en el centro de la defensa (por cierto, César estuvo magnífico), al poder físico de los noruegos, a un golpe de mala suerte. Pero a la hora de la verdad, nada de nada. Fue un paseo.

Esa es la diferencia entre España y Noruega, la que se vio ayer sobre el campo, la que reflejó el marcador. Esta vez no marcaron gol ni exigieron proezas de Casillas, que vivió una noche feliz. Esta vez cometieron errores, como es propio que hagan los malos equipos que se embotellan durante noventa minutos, y regalaron dos goles. Esta vez las cosas discurrieron como es normal entre un equipo que es mucho mejor que el otro, y que va haciendo sentir su peso poco a poco, implacablemente, según avanzan los minutos. En juego, en posesión, en dominio. En el marcador.

Pero de lo de anoche se debe extraer una consecuencia útil: mejor con Valerón que sin él. Mejor con Xabi Alonso que sin él. Mejor con los mejores que sin ellos. Con los mejores para jugar, para mover, para distraer y para meter el pase peligroso. A Sáez, que llegó con el problema de tener que crear una nueva defensa y merecía paciencia en ello, lo que se le puede reprochar sin embargo es su indecisión para fijar los titulares en la zona más noble del equipo. Ojalá este partido le decida definitivamente a tirar de Xabi Alonso y Valerón, porque sobre ellos siempre podrá construir más.

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