Aquí gana uno y pierde el otro

Esto no es como las elecciones, en las que siempre ganan todos. Uno porque sube, otro porque no baja, otro porque llega, otro porque se queda y el quinto porque también. Esto es más descarnado y aquí si gana uno pierde el otro, o viceversa, y no hay vuelta de hoja. Y en ese trance está nuestra Selección, que tal y como están las cosas haría bien en lucirse hoy para permitir a este viejo país la inocente alegría de asistir a la Eurocopa en primera fila. Lo menos apetecible ahora es la bronca que se podría desatar entre unos y otros si nos quedamos finalmente fuera.

Es un poco tonto, pero un país mejora su humor con los éxitos deportivos. Recuerdo que cuando Italia ganó el Mundial de España, la plaza principal de Udine, capital de Friuli (región de vieja tradición separatista) se vio atravesada de un lado a otro por una pancarta en la que se leía: "Per una volta, viva l’Italia". (Por una vez, viva Italia). En fin, que los éxitos deportivos sirven para que vecinos de una corrala más o menos metida en discordias, como Italia o España, se miren con mejor cara, se toleren, compartan una felicidad ingenua y piensen que el vecino de arriba no es tan malo.

¿Pasaremos? Lo espero. Aunque el equipo que sale hoy me hubiera parecido más propicio para Mestalla, doy por bienvenidos a Xabi Alonso y a Valerón, porque eso es apostar por el fútbol bien hecho. Sorprende Valerón en el frío y el barro, ante gigantes vikingos. Pero me remito a lo que contestó El Gallo cuando le preguntaron por qué no hacía gimnasia para estar más fuerte ante el toro: "¿Gimnasia? Por mucha gimnasia que yo haga el toro es más fuerte que yo. Yo lo que tengo que hacer es engañarle". Pues para engañar al toro sale Valerón. Y para meterle la espada, Raúl, a quien Sáez reza cada noche.

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