Botella medio llena y medio vacía

Ganamos, pero por poco. Allí vale el empate, pero un mísero 1-0 nos echa fuera. Ellos son primarios, pero lo que hacen lo hacen bien. España arrolló al final, pero el seleccionador está lleno de dudas. Olsen paró mucho, pero Casillas también nos salvó dos veces. Es la historia de la botella medio llena y medio vacía. Yo la veo medio llena, porque soy optimista. Otros la pueden ver medio vacía. Pero nada nos puede quitar de la cabeza que tenemos mejor fútbol que Noruega y que no podemos quedar fuera de la Eurocopa por no ser capaces de imponernos a doble partido a un equipo así.

Eso, aun reconociendo que tienen sus virtudes. En su estilo, feo y troglodita, han alcanzado la perfección. Se cierran con mucha gente, pero cuando salen son capaces de provocar problemas, porque además de muy altos para ganar las luchas aéreas y prolongar los balones largos, son rápidos. Y tienen un magnífico concepto del apoyo. Y nunca, en ninguna circunstancia, ninguno de ellos intenta hacer algo que no sepa. Aplican su catón primario, no se confunden y eso hace que su rendimiento como equipo equivalga exactamente al cien por cien de la suma de sus valores individuales.

Y ese no es el caso de España. Respetamos todos a Iñaki Sáez por su bonhomía, que es muy de agradecer, pero eso que pone sobre el campo no es la suma de los valores de que dispone, sino un setenta por ciento. Está hecho un lío con las decisiones cruciales, las de la zona de gestación de peligro. Y tiene una dependencia casi fetichista del 4-2-3-1, como fue bien visible anoche. Pero eso no nos debe hacer olvidar que hay jugadores con calidad y con rabia suficientes como para confiar en ellos. El trance final, tras un partido trepidante, fue digno de elogio. Todo junto, hay para pasar. Espero.

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