Las cien expulsiones de Daudén

Cuando se lo escuché decir a Pedro Martín en Carrusel Deportivo me pareció un dato siniestro: "Esta es la expulsión número cien de Daudén". ¡Cien expulsiones! La impresionante marca ha sido alcanzada en un total de 163 partidos, lo que la hace más valorable aún frente al registro anterior, que pertenece a López Nieto: 94 tarjetas en 231 partidos. El promedio de López Nieto fue de 0,41 expulsados por partido. El de Daudén, de 0,61. Me pregunto si estará satisfecho o abochornado, o indiferente. Supongo que lo último. Pensará que en todos los casos hizo lo que debía.

Pero debería reflexionar. Lo mismo él que otros árbitros de tarjeta fácil, que hay varios. Como el catedrático que suspende a muchos alumnos, el árbitro que expulsa a muchos jugadores es, en el fondo, un fracasado. Porque el ideal no es ése, sino el contrario. El ideal es controlar el partido, atemperar los ánimos, comprender al jugador, hacerle sentir en lo posible bien. Lo que hace Colina, para resumir. Y también algunos de los de aquí. El ideal es un árbitro que por su actitud se gana el respeto de los jugadores y consigue al tiempo que éstos respeten las reglas y al rival.

Desgraciadamente, no todos son así. Muchos son farrucos, desconfían del jugador y es frecuente oírles decir: "Ése se va a enterar, ése a mí no me engaña" y cosas por el estilo. Salen dispuestos a encontrarse un clima hostil, a verse rodeados de tramposos caprichosos que persiguen engañarles, y acaban dando lugar al caso de la profecía autocumplida. Su propio ceño y su actitud despectiva o agresiva va sacando a los jugadores de sus casillas, el ambiente se va volviendo desagradable y turbulento y llegan las expulsiones. Y ellos se van tan ufanos, convencidos de que han impuesto su autoridad.

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