El Atlético duda en el campo y fuera de él

Confieso que esperaba un mejor arranque del Atlético, aunque ya me metió algunas dudas Bernardo Salazar, mi atleticólogo de cabecera, que me prevenía: "Esos jugadores no son tan buenos como decís, salvo Ibagaza, si al final viene." Al final vino Ibagaza y a él siguió sin convencerle el asunto. Y cuando todo echó a rodar resultó que no aparecían el fútbol ni los goles por ninguna parte. Todos seguimos esperando a Ibagaza, que llegó medio lesionado. "Cuando esté bien, ya veréis..." decían los optimistas. Bueno pues ya está Ibagaza, y jugando bien (no sabe jugar mal), y ya ven: 5-1.

El fútbol no aparece. ¿Culpa de Manzano o de los jugadores? Manzano duda (el que duda no ama) y la plantilla lo nota. Mientras se retrasan las decisiones se retrasa la posibilidad de que aparezca el funcionamiento del equipo, la convicción en lo que se hace, la seguridad de cada uno en su papel, los automatismos. Todo lo que hace un equipo. Manzano duda, luego no ama, y el fútbol le castiga con una goleada que le deja en muy mala posición. Una goleada exagerada para lo que ocurrió en el partido, premio desproporcionado para un Depor que se conformó con dos ráfagas de juego.

Porque no fue el mejor Depor que hemos visto, ni mucho menos. En largas fases pareció desinteresado y ausente, en especial desde el 4-1. Se comió cualquier cantidad de ocasiones de gol. Pero, aunque perezoso en esas fases, era un equipo. Sus jugadores se conocen, conectan y llegan al gol. Tiene una pareja, Valerón-Fran, que puede iluminar la noche en cualquier momento. El Atlético, por contra, no es más que una montaña de dudas, con Ibagaza como arreglalotodo en medio. Dudas en el campo y fuera de él. Dudas sobre Manzano, sobre la valía real de los jugadores, sobre todo.

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