A ver si es verdad

Presumiblemente, todo este follón servirá para que en el baloncesto español resurja la armonía entre todas las partes implicadas; no es posible continuar con el desmadre que ha imperado en los últimos años. La ACB pondrá los pies en la tierra después de haber flotado en el limbo de su gloria extraterrenal, gozando de su éxito corporativo, pero sin advertir las señales de peligro que se han ido sucediendo en los últimos años, y seguirá siendo la mejor competición del mundo tras la NBA.

La ABP, que también ha mostrado en varias ocasiones algún delirio de grandeza, habrá comprendido que sin los clubes su organización no tendría razón de existencia y que hay que cuidarlos, aun manteniendo sus derechos.

La Federación Española, tras una lucha constante desde hace unos años por recuperar sus auténticos derechos, hasta hace poco casi ignorados, y tras sus triunfos en disputas fuera del ámbito deportivo, tendrá que intentar llegar a un acuerdo global con la ACB para que los escándalos recientes no prosigan. En realidad la Federación es la única institución que puede sobrevivir a cualquier guerra. Ni la ACB, ni la ABP, ni siquiera el CSD tienen garantizada su existencia, pero la Federación Española sí; por ello hay que tener en cuenta su permanencia en el tiempo.

En cuando a Televisión Española, una vez consumada su venganza, y aprovechando la debilidad actual de la ACB ha impuesto condiciones, comprendiendo por otra parte que la presión a la que se ha visto sometida tras las memorables actuaciones de nuestras Selecciones femenina y masculina le estaba obligando a llegar a este beneficioso —para ella— acuerdo.

Dicho todo esto con la mejor de las voluntades, tan sólo queda por hacerse una ingenua pregunta: ¿Por dónde se romperá la cuerda esta vez?

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