Balaídos se viste de largo

Hoy es fiesta grande en Vigo. Balaídos estrena Champions. Champions de verdad, nada de fase previa, ya felizmente superada. Y la estrena por todo lo alto, con el campeón enfrente, el Milán. Seis títulos de campeón, una leyenda rojinegra que se renueva en los nombres de hoy: Shevchenko, Rui Costa, Maldini, Nesta, Cafú, Pirlo, Kaká... Una rutilante colección de estrellas para esta noche de estreno. Un equipo que ha aceptado el desafío de elevar al Calcio, hundido por culpa de su fascinación por lo físico y lo táctico, y por el olvido de la verdadera esencia: la técnica, el talento.

Pase lo que pase, la de hoy será una fecha para siempre en la historia del Celta. Y ojalá quede asociada a un buen resultado y no a una inoportuna zaragata por las primas, asunto feo y cochambroso que refleja imprevisión por un lado y un puntito de mala fe por otro. El fútbol nació para la alegría de la gente, y no se me hubiera ocurrido mejor manera de amargar la alegría de los aficionados vigueses que ese absurdo motín con abandono de la concentración que se produjo anoche. El problema viene de atrás y posiblemente es serio. Pero no debe aguar este maravilloso estreno.

Pero hay más. Anoche, dos partidos, seis puntos. El Depor hizo su trabajo con la eficacia acostumbrada y la Real consolidó en Turquía su imagen de equipo grande, al que nada zarandea ni asusta. Y esta noche, el Madrid, escaldado en Valencia, donde fue inferior en juego, en fuerza y en motivación. Es de esperar que esta noche mejore en las tres asignaturas, porque un nuevo tropiezo sentaría muy mal en las alturas del club. Mourinho se pone la piel de cordero otorgando al Madrid el cartel de favorito para la Champions. Puro despiste. Está convencido de que esta noche puede ganar.

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