Tal día como hoy, hace cincuenta años

Este hombre ceñudo e impaciente no quiere oír hablar de homenaje. Para él se trata de la XXV Edición del Trofeo Santiago Bernabéu y no quiere arrebatar ningún gramo de reconocimiento a aquel hombre con el que acabó regañado, pero a cuyo recuerdo guarda profunda admiración. No quiere apropiarse del partido de hoy, pero es inevitable. Porque tal día como hoy, hace cincuenta años, llegó a Madrid a media mañana y jugó por primera vez como madridista a media tarde. Aquel día, hace cincuenta años, empezó a cambiar la historia del Madrid. Y eso no se puede obviar.

Por eso el club ha tenido el bello gesto de traer para este Trofeo Bernabéu al River Plate, el primer club de Di Stéfano. El que le crió en la cantera, como polluelo de La Máquina, aquella delantera fabulosa que aún recitan los clásicos en Argentina: Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Lostau. Por eso se remueven de los archivos sus primeras fotos, sus mejores goles, sus impecables números. Por eso se renuevan desde Barcelona las fábulas sobre los motivos que le llevaron al Madrid en lugar de al Barça. Mentiras que por repetidas han acabado por convertirse en verdades.

Aquel jugador, mitad artista, mitad guerrero, es hoy el hombre del día, por mucho que le disguste. Sólo se siente feliz entre familia, viejos camaradas y cómplices de la aventura de la vida. Sigue considerándose hombre de equipo y sigue viendo el fútbol como juego de equipo. Por eso no agradece las distinciones, que le apuran porque le parecen injustas, olvidadizas para con otros y estériles. Y además fuerzan su naturaleza reservada. Pero, aún a su pesar, no se puede pasar de puntillas por una fecha que fue en la práctica la refundación del Real Madrid como club diferente y excepcional.

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