España va con la media inglesa

Dos victorias, dos empates. Los que jugaban en casa, el Real y la Real, han ganado. Los que jugaban fuera, los gallegos, han empatado. Así que España va con la media inglesa, como diría un clásico, que es ritmo de campeón. Buena salud general de todos y mención especial para el Celta, que era nuevo en la plaza y se presentaba con muchas bajas. Llevó el partido bien y tan clara llegó a parecer la cosa que el empate de última hora acabó por sabernos mal. Así de altas son ya las aspiraciones de nuestro fútbol. Lo mismo nos pasó anoche con el Depor y el tardío gol de Tsartas.

Un gol que no desluce el aire solvente del Depor. Este Irureta sabe lo que hace. Lleva con paciencia franciscana las revueltas de sus jugadores, se lo echa todo a la espalda y consigue que el equipo avance poderoso en todos los frentes. El secreto son las rotaciones, para lo bueno y para lo malo. Dijo Rodney Marsh que "todo lo que tiene que hacer un entrenador es tener contentos a once jugadores, los once suplentes; los titulares ya están contentos porque juegan". Con las rotaciones nadie se siente titular y todos se enfadan. Pero los esfuerzos se reparten, la rivalidad se estimula y el equipo gana.

¿Y la Real? No enamora como el año pasado, pero gana. Gana porque ha aprendido a hacerlo, como otros aprenden a perder. Suele decirse de los boxeadores con un gran palmarés y que sufren de repente una primera derrota que aprenden a caer. De pronto se hacen más frágiles y se acostumbran a visitar la lona. En sentido contrario, la Real ha aprendido a ganar. Se siente capaz, se sabe capaz, busca la suerte y la encuentra, sea en El Sardinero o en la Champions. Aún no hila el juego como la temporada pasada, pero mientras eso vuelve, va llenando el granero a base de oficio y fe en sí misma.

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