Copa de Catalunya | Barcelona - Girona
Abadía tiene en vilo a toda Girona
Después de lograr el ascenso a Segunda B, el Girona sueña con hacerse un hueco en el fútbol de élite. Para ello tienen un crack con mucha experiencia en el banquillo.
La gente que le conoce dice que es un tipo excepcional. Sano, buena persona y atento. Además de gran profesional. Su dilatada experiencia en el mundo del fútbol fue su principal currículum para que los dirigentes del Girona le encargaran dirigir el ambicioso proyecto que los gerundenses tienen entre manos. Resulta interesante. Como viene siendo habitual en los últimos años, siempre hay un equipo que consigue el ascenso. Y ahora parece que le toca el turno a los rojiblancos.
En Montilivi, que es donde juegan los gerundenses, se han acostumbrado al éxito. El primer gran golpe lo dieron contratando hace una temporada a Javi García, aquel habilidoso delantero que defendió las camisetas de Barça, Espanyol y Rayo Vallecano, entre otros.
Con el ascenso a Segunda B en el bolsillo, Jordi Roche, un atípico presidente (sólo por su edad, que no llega a la treintena), decidió apostar fuerte. Comenzó a estudiar incoporaciones mediáticas para la categoría. Solicitó la experiencia de Narcís Julià, secretario técnico (ex defensa de Barça y Zaragoza). Con los cinco sentidos puestos en ascender de categoría, Julià fue al grano y logró hacerse con jugadores experimentados, léase Delfí Geli (ex Barça, Atlético y Alavés) o Joan Nan Ribera (ex Espanyol, Alavés y Salamanca).
Pero, ¿quién iba a dirigir el proyecto? ¿Quién sería la persona encargada de tomar las riendas de la ilusión gerundense? Sólo podía haber un nombre: Agustín Abadía. Incombustible y cargado de energía, el Tato se quiso sumar a la fiesta. Y ahí está. Tras aprender a sufrir en el Logroñés y Pamplona, con Osasuna, y de correr arriba y abajo el centro del campo del Calderón, con el Atleti, a Abadía le llegó la madurez al vestir la camiseta de la Selección española.
Ahora, sentado en el banquillo, Girona espera aprovecharse de sus conocimientos. Lo que parece claro es que los locales correrán mucho. Y sabrán sufrir, tal y como el hizo en los últimos años de su carrera, en Santiago de Compostela. ¿Jugar el balón? Evidentemente, es otra de las cosas que exigirá Abadía.
Para el Barça será la primera prueba seria. Lo normal sería que ganaran los culés, pero ¿y si Abadía comienza a hacer de las suyas? Sería tremendo.