La selección de Woody Allen

Apunten: Alemania-Italia, Bélgica-Holanda, Argentina-Uruguay, Suecia-Grecia, Suiza-Francia, Inglaterra-Croacia, Japón-Nigeria... así hasta veintisiete, que es el número de amistosos internacionales que se han jugado en esta fecha reservada en el calendario FIFA para las selecciones. Más dos de clasificación para la Eurocopa, veintinueve. Hasta México, que iba a ser nuestro rival en el abortado partido de Nueva York, se ha espabilado y ha jugado contra Perú. Nosotros nos quedamos sin pareja en este baile y jugamos contra nosotros mismos, en sesión masturbatoria y baldía.

Aunque Iñaki Sáez dice que será para bien, y quién sabe, quizá tenga razón. Ya lo dijo Woody Allen, creo que en Manhattan: "Tengo una prodigiosa técnica sexual. Practico mucho solo". Pero el caso es que lo que se vio fue un partido-pachanga, sin espinilleras, sin otra noticia notable que el magnífico desempeño de Reyes. El ansiado experimento Raúl-Niño Torres quedó para la segunda parte, mutilada a su vez en diez minutos en pro de la seriedad del asunto. ¿Un brindis al sol o propósito de verdad de crear una pareja ilusionante, a costa de Valerón? Lo sabremos más adelante.

El bochorno de la mañana lo salvaron los niños por la tarde, en el Mundial Sub-23, con un partido macho en el que ganaron a Estados Unidos, selección compacta y marrullera. Nos quedamos con diez justo antes del descanso, pero el equipo no lo acusó. Y cuando Estados Unidos, viendo que se les iba el partido, metió al fenómeno Adu (que tiene un aire a Pelé) supo cerrarle los caminos. Me dejó una sensación de equipo entero, con detalles de clase, y muy mejorado con Mandaluniz en la portería en lugar de Adán. A ver si hay suerte y cuando se hagan mayores la Federación está en otras manos.

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