La perpetua necesidad de caras nuevas

Se presentó el Valencia y a Ortí no le dejaron ni hablar. Una enorme pita abortó su discurso. ¿Por qué? Porque no hay fichajes, o al menos no lo suficientemente relevantes. La decepción es tan grande que Mestalla se quedó en media entrada. "Mestalla nunca falla", suele decir Pepe Domingo Castaño, porque siempre está lleno. Sin embargo la presentación se redujo a media entrada y para el partido del domingo, Trofeo Naranja con el Madrid enfrente, nada menos, no se sabe qué va a pasar. Una avioneta recorre las playas arrastrando un cartel anuncio del partido.

Sin duda, se trata de animar a los muchos madrileños que habitan estas magníficas playas en verano. Porque para ellos sí hay una novedad, y colosal, Beckham, y en ellos confían los organizadores del partido para llenar. En verano, las novedades lo son todo. En verano vende más que nunca la prensa deportiva, porque nada arrastra más que la noticia o la posibilidad de un fichaje. Caras nuevas, promesa de mejora del equipo, estilos de juego no vistos. Los equipos se remozan y los aficionados se ilusionan. Después no todo sale tan bueno como se quisiera, pero eso ya se verá más adelante.

Así, en el Atlético y en el Barça están felices, porque ven muchas buenas caras nuevas, mientras que en el Depor se sienten un poco chasqueados porque siguen los que había menos Makaay. Aquí y allá el termómetro de la euforia está en proporción directa con el número y la categoría de los jugadores contratados. Tan es así, que muchos madridistas ven hasta bien el amotinamiento de Makelele: "Así volverá Helguera a la media y Florentino no tendrá más remedio que traer un central por fin". Pero no creo que eso sea tan sencillo. Es capaz de decir que pongan a Guti y que Helguera siga con Pavón.

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