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Los conflictos llegan a la Selección

Si no es bueno que el deporte se judicialice, peor es que los organismos de quienes dependa no se hablen. Y no sólo que no se hablen, sino que uno ande a cuchilladas por la espalda con el otro. Me refiero al baloncesto, naturalmente. La ACB mantiene pleitos en los tribunales con todo el mundo. Esa, obviamente, no es la vía, pero es la única que queda en muchos casos ante la falta de diálogo o el incumplimientos de compromisos. Luego vienen los recursos y los requeterecursos. Y el Obradoiro que tiene que ser admitido, pero que no es admitido. Un milagro tendría que suceder para ello.

Los jueces han dicho que el Obradoiro tiene que jugar en la ACB y ésta acata la sentencia con la sonrisa de la hiena. El Obradoiro es, para que ustedes me entiendan, pero dicho con todo los respetos, como el equipo de fútbol de su barrio que lucha por estar en Regional y un día le dicen que puede jugar la liga de los Ronaldo y los Beckham. Echen cuentas. El Obradoiro juega la liga Autonómica y por delante tiene la Primera División, la EBA, la LEB 2, la LEB y la ACB. Pues para dar ese salto tiene apenas unas semanas. ¿Cómo conseguir los jugadores? ¿De dónde sacar el dinero?

Esta disposición viene por la vía judicial. El asunto de los seguros de los jugadores de la Selección, que pilló ayer a todos los clubes por sorpresa, viene por la falta de diálogo entre la ACB y la Federación. La ACB tiempo ha tenido para comentar a la Federación que le parecían pocos 30.000 euros, pero no, ha esperado a que los jugadores estuvieran haciendo las maletas para decir a los clubes que no hay seguro. Así éstos, que forman la ACB pero no toman las decisiones, se han enterado del grave riesgo ante el Europeo y lo mismo ponen ahora en un brete a la Federación. Esto suena a venganza.