El segundo ‘invento-parida’ de Blatter

Pasó la Copa de las Confederaciones. Los actos previos de la final fueron sencillos y bellos. París siempre le pone un buen marco a todo, y esos minutos estuvieron teñidos de un sincero y sentido recuerdo a Foe, el jugador muerto súbitamente ante Colombia. Pero ni ese bello acto (muy bien retransmitido, por otra parte), ni el fútbol que después se vio, redimen esta copa absurda. Ni siquiera la redime el alarde de Etoo, viajando a bote pronto nada más ganar la final con el Mallorca para ponerse a las órdenes de su seleccionador, para lo que gustase mandar en el partido de anoche.

Esta copa es un invento-parida que no cabe en el calendario, no interesa, no da palmarés a ninguna selección seria y sólo viene a recargar un calendario de por sí agresivo para los futbolistas. Ni siquiera sabemos si esa sobrecarga insana ha tenido o no que ver en la muerte de Foe. Lo que sí sabemos es que sin esta infausta copa ahora él estaría vivo. Y lo que también sabemos es que Brasil prescindió de Ronaldo y Roberto Carlos, y Turquía de Nihat, y Francia de Zidane y de Makelele. No les pareció razonable alterar el campeonato español por esta tontería de segunda línea.

¿Y a qué ha venido? Ha sido un absurdo pretencioso, del mismo tipo del mundialito de clubes que también fletó Blatter hace pocos años, con el rápido fracaso que ya conocimos. Se ve que el hombre quiere pasar a la historia. Pero para eso pretende hacer cosas que ya otros hicieron previamente, y mejor. Porque el calendario mundial de clubes y selecciones llena desde hace tiempo todas las ansiedades y todas las fechas. Visionarios como Alcock, Rimet, Delauney o Hanot dieron con la tecla en su momento. Blatter quiere ver su nombre entre el de ellos, pero no hace más que tonterías.

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