Laporta encajó bien; veremos qué hace ahora

Laporta encajó la mar de bien la noticia del fichaje de Beckham por el Madrid. Fue torero. Lo aceptó con deportividad y recordó que su acuerdo con el Manchester estaba supeditado a dos condiciones: primero, a que él saliera elegido presidente; segundo, al acuerdo con el jugador: "La primera se cumplió; respecto a la segunda, en los agentes del jugador hemos encontrado un muro infranqueable", confesó humildemente. Fue una salida digna de un tipo serio y formal, que no acudió a pataletas, no habló de venganzas guardadas en la mesilla de noche. Habló con sencillez.

Pero el problema lo sigue teniendo: tiene que dar algo. La pregunta es si debe tener demasiada prisa. Yo creo que no. Laporta ha ganado las elecciones del Barça con tal ventaja que está legitimado hasta tal grado que el contratiempo de Beckham no es decisivo. Y lo peor que podría hacer sería sentirse urgido a compensar a toda prisa ese fichaje. Con el respaldo que consiguió, no tiene ninguna necesidad de empezar la casa por el tejado. Gaspart se vio sin Figo y se echó al mercado a compensar esa derrota moral con un puñado de compras. Y ese fue su primer gran error.

Hay cosas que hacer antes, y el culé lo entenderá. No se ha votado a Laporta para que le gane o empate a Florentino el primer sprint en busca de algún galáctico suelto. Se le ha votado para que dé credibilidad al Barça, restituya la confianza de las instituciones, para que encuentre nuevas vías de financiación (entre ellas una salida grata a la espinosa cuestión de la publicidad en la camiseta), para que se rodee de gente sensata y para que arranque de cero, sin prisa y sin pausa, pero con firmeza y serenidad. Ronaldinho o Henry le vendrían bien, pero no deben condicionar sus primeros pasos.

Lo más visto

Más noticias