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El culebrón madridista no ha durado tanto. Unos cuantos rumores que apuntaban y ¡jaque mate! ¿Qué ha comprado el Madrid en la imagen y las piernas y el torso de David Beckham, por el que suspiran las mocitas —más haya de su Spice particular— y el que ha creado una nueva imagen glamurosa del hombre? Por supuesto ha comprado a un buen jugador, nadie lo duda. Pero además Florentino ha comprado una apolínea máquina de hacer dinero a través de la propia imagen. Beckham vende desde camisetas a yogures si pone su careto y su planta, es decir, ha comprado una superbomba publicitaria.

Unido Beckham a los demás galácticos, el Madrid se convierte en una megaestrella luminosa, incluso si jugase regular, cosa que nadie espera. ¿Cuánto y en cuántos lugares del mundo pagarán o andan ya echando cuentas para verlos a todos juntos? Por si todo esto fuera poco, no pita ya aquello del hombre y el oso, cuanto más feo más hermoso, mal que les pese a los conservadores. Beckham tiene más glamur que su mujer Victoria. ¿No era eso impensable no hace tanto?Él es la estrella, el balón, la firma y la cara. Relumbrón y pasta por un tubo.