Sobre actores secundarios

¿Recuerdan? Queda lejos, pero no tanto. Fue el primer partido de la Liga anterior. El Madrid presentaba en nuestro campeonato, en riguroso estreno, a Zidane. Benítez colocó a Albelda a su lado. A la media hora Del Bosque saltó del banquillo haciendo gestos con las manos, una abierta, y el índice de la otra estirado: "¡Seis faltas, lleva ya seis faltas!" Al final, el Madrid perdió el partido y Albelda pasó a ser un héroe para el valencianismo y un villano para el madridismo. En todo caso, fue el personaje del partido. Como esos actores secundarios que se comen la película.

También para ellos inventó la Academia de Cine un Oscar. Reconocimiento a los llamados a tareas oscuras, tan bien desempeñadas que brillan contra todo pronóstico. Una gran película tiene que tener buenos actores secundarios. En el partido de esta noche nos falta uno, Albelda, pero no sólo él: también Makelele. Entre tanto galáctico, tipos tan dispares como Clemente y Menotti le han distinguido como imprescindible. Y la afición ya lo va detectando. Cuando está parece que no se le nota mucho, pero cuando no está se le nota muchísimo.

Entonces, ¿qué? ¿Asistimos a una película sin actores secundarios de mérito? Tranquilos, que se me ocurre uno: Pino Zamorano. El árbitro es por definición un actor de reparto, aunque algunos se empeñen en agrandar su papel y usurpar plano a las estrellas. Pino lleva poco tiempo en esto y aún no ha definido del todo su estilo. El partido que le ha caído en suerte lleva trampa: en el Bernabéu expulsó a Aimar, en condiciones que a los madridistas les parecieron justas y a los valencianistas, no. ¿Por qué le ha caído este partido? Jugarretas del ordenador.

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