De momento: Madrid 2, Italia 1

Esta noche tenemos partido de vuelta (o de ida, o de ida y vuelta, porque tienen el mismo campo y parten del empate a nada en el partido de ida) entre el Inter y el Milán. No sé si es muy prometedor el espectáculo. Ayer mismo La Gazzetta dello Sport dedicaba una página completa a la preparación de las tandas de penaltis a la que los dos equipos se entregaron el domingo. Tiros desde el dischetto, el disquito, lo llaman allí. Sólo habrá tiros desde el disquito si el partido acaba en empate a cero, les recuerdo. Se ve que los dos se lo huelen. O que lo buscan.

¿Y al Madrid qué le conviene? Tanto da. Lo que le conviene es ganar mañana porque si no, menuda no espera después de todo lo que hemos dicho (y pensamos seguir diciendo) del fútbol italiano. Un fútbol donde el gol es una molestia. De momento, recordemos que entre los dos partidos de semifinales disputados hasta ahora el Madrid suma dos goles y entre los tres equipos italianos juntos sólo uno. Pero eso quedará en nada sólo con que el Madrid pierda por un mísero 1-0 en Turín. El Madrid tiene en sus manos una misión: frenar el renacimiento del feo calcio.

Las impresiones previas son desiguales. Faltará Makelele, lo que mueve a Del Bosque a tomar precauciones extraordinarias. Ya ha trascendido que blindará a Hierro con un sistema de tres centrales. Ya lo hizo en el Camp Nou el año pasado y ya utilizó ese sistema (sin Hierro) para ganar la Octava. Respecto a Ronaldo, nada se sabe aún. Hay todo el optimismo que la situación requiere, pero certezas no hay ninguna. A cambio se sabe que sí estarán Roberto Carlos, Zidane, Raúl y Figo. Y también Casillas. Y Helguera. Y Salgado. Y un gol de ventaja. Bien mirado no está mal. Pero...

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