Dichosos equipos italianos...

Un solo gol de renta. Todo un partido dándole al yunque para cazar sólo dos goles, y eso que uno de ellos estuvo a punto de llevárselo el linier para colocarlo como trofeo personal en la estantería de su salón. Dos goles con mucho trabajo y uno que a cambio cazó la Juventus con poquísimo esfuerzo, en una jugada absurda, fuera de hora, tras un claro remate al limbo de Morientes, con caída tonta de Michel Salgado y con un descoloque de la defensa de ésos que sólo en el Madrid son posibles. ¿Qué hacía Helguera detrás de Casillas en lugar de al lado de Trezeguet?

Pero no culpemos a Helguera. Salvo en esa acción, jugó bien siempre y estuvo más cerca que nadie del tercer gol. Si se le fue al limbo fue porque estaba escrito. No es fácil golear a un equipo italiano. No es fácil ni siquiera meterle tres. Pero con el dos a uno puede bastar. Allí tendrá que abrirse la Juve, necesitará al menos un gol, y al Madrid es difícil dejarle a cero. Y, visto todo lo visto, es más equipo que la Juve, y eso que lo que vimos ayer no fue su mejor versión posible, sino algo bastante lejano, fruto de una corazonada de Del Bosque que no acabó de resultar.

Digo que no acabó de resultar porque Morientes no se sintió bien como escolta de Ronaldo. Y porque Guti donde de verdad pesa es más arriba, no en la salida, aunque la pueda proporcionar clara y segura. Y porque encima de todo Ronaldo se lesionó y su ausencia creó un vacío, no sólo sicológico, que el Madrid tardó en resolver. Salió del atasco con un pepinazo de Roberto Carlos y con un rapto final de orgullo que mereció mejor premio. El resultado final sabe a poco, pero es bastante. A la vuelta estará Raúl, y quién sabe si Ronaldo. Y Del Bosque se moverá entre menos dudas.

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