El Barça puso más interés

El Barça puso más interés y por eso sacó un empate en el Bernabéu. El Madrid, sin llegar a la pasividad escandalosa de la primera media hora de Anoeta, volvió a salir con cierto aire relajado. O al menos, no tan metido en el partido como el Barça, que jugó con los cinco sentidos de principio a fin. El gol de Ronaldo terminó de engañar al Madrid, que contempló el partido desde la superioridad de la distancia entre ambos en la tabla, no desde la necesidad que tenía de esos tres puntos. El Barça, sí. El Barça jugó con todo y a por todo y fue más equipo casi siempre que el Madrid.

Acabó agotado, eso sí. O casi, porque Antic refrescó el equipo con los cambios y consiguió mantenerlo en pie.El Madrid exprimió en el último cuarto de hora, y a base de una tardía vergüenza torera, algunas ocasiones claras: el remate de Ronaldo al larguero, la llegada clara de Figo, el gran disparo de Zidane que salvó Bonano... Pero no hubiera sido justo que ganara un partido en el que casi siempre estuvo a merced del Barça, en el que cuando se calentó fue para meterse en el terreno de bronca al que le llevó Luis Enrique, en el que nunca tuvo una unidad de propósito en el juego.

El Barça sí tuvo esa unidad de propósito. Y tuvo en Luis Enrique el liderazgo que al Madrid le faltó en Raúl, reservón. No tuvo modelo ni estilo, jugó demasiado estirado y hay que decir que salió bien librado del gazpacho de confusiones de Muñiz. La capacidad de un árbitro suele estar en proporción inversa a la cantidad de gomina que utiliza (vean a Collina). Un ejemplo notable de ello es Muñiz, cuyas peores pifias penalizaron al Barça. Dicho sea todo ello sin menoscabo de un derby con aire grande, y que nos hace desear una semifinal en Champions entre estos eternos irreconciliables.

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