Bombo a la carta; así da gusto

El Madrid quería el Manchester y el Manchester tiene; el Barça quería la Juve y la Juve tiene; y el Valencia quería el Inter y el Inter tiene. Parece tonto, pero el resultado del sorteo me da cierta impresión de que empezamos con tres victorias reales. Cuando dices que en un sorteo prefieres a tal equipo, estás expresando que sientes cierta superioridad sobre él, que le consideras menos peligroso que otros. Y si luego te sale efectivamente en el bombo, les tienes un poquito comida la moral de antemano. Claro, que todo eso hay que corroborarlo luego, y eso ya es otra historia.

Son buenos duelos, en todo caso, y nos ahorran al menos hasta semifinal cualquier posible enfrentamiento entre españoles. Algo que todos temían, y estoy por decir que el Madrid temía particularmente al Valencia. Un segundo partido en Mestalla, con el fervor del público y la calidad y las ansias del equipo de Benítez, hubiera sido una montaña demasiado alta. Respecto al Barça, dentro del menor peligro deportivo que ahora representa, sí hubiera supuesto un prematuro regreso al Camp Nou, cuando todavía no está resuelto el escabroso caso del cierre liguero.

No, mejor que dejemos nuestros pleitos aquí. La Liga y la Champions son capaces de producir partidazos por su lado, sin necesidad de duplicaciones. Abramos los ojos al Manchester, a la Juve y al Inter, desde la seguridad de que nuestra Liga es tan grande que nada nos tiene que asustar. Y mientras eso llega, preparémonos para disfrutar un partido tan grande como esos, el Madrid-Depor. Ahí hay un buen pedazo de la Liga, hay una moderna rivalidad (¡qué cerca queda aún el Centenariazo!) y hay un nivel de fútbol digno no ya de cuartos, sino de semifinales de la Champions.

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