La aportación del baloncesto al Centenario

La aportación más notable del Madrid de baloncesto al centenario del club fue la frase de Lucio Angulo sobre no sé qué de una casa de putas. Cuando lo escuché recordé una prudente distinción recogida por mis oídos años atrás. "No es lo mismo una casa de putas que una casa en la que hay putas". O sea que distingamos. No enredemos el buen nombre del Madrid con la malandanza de su sección de baloncesto en estos malos días en los que una punta de aprovechados sacan tajada de lo muy concentrados que están Florentino y Valdano en el fútbol para campar por sus respetos.

Es curioso cómo se ha pervertido la situación. Hagamos historia. Hace muchos años, cuando, envejecidos y retirados Di Stéfano y Puskas el Madrid de fútbol periclitó, Bernabéu encontró remedio en el baloncesto. Con la sabiduría y el espíritu de Saporta y Ferrándiz más algún dinero pudo mantener el prestigio europeo del club a través de una espléndida sección de baloncesto. Aquel fue un gran equipo. Con estilo, capacidad de lucha y un compromiso irrenunciable con la excelencia. Lanzó el baloncesto en España y sostuvo el crédito del Madrid como gran club deportivo europeo.

Pero ya no están Saporta ni Ferrándiz. Ya nadie cuida aquel estilo que hizo del Madrid de baloncesto algo singular. Ahora esa sección es una especie de puerto franco, de territorio abierto, en el que aventureros de fortuna parasitan una leyenda cada vez más lejana y buscan excusas en la supuesta indiferencia de un club que a su vez comete el absurdo de pagarles cuatro veces más de lo que son capaces de recaudar. Un disparate que no tiene más función social que alimentar el bolsillo de agentes oportunistas que cuelan y cuelan jugadores a cuál más inútil.

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