Caramelo al Niño
Suele decirse que todas las comparaciones son odiosas. Se dice menos que son tan odiosas como inevitables. (¿No hemos comparado a Gil con Florentino, que es como comparar a Júpiter con el barquero Caronte?). Pero si caemos en la comparación, ésta ha de procurarse justa. Raúl tiene 25 años y es un espléndido jugador de aire anticarismático, fuera del campo. Fernando Torres (ya sabemos que, como todo adolescente, detesta que le digan Niño) tiene 19 y juega muy bien, y tampoco parece tener mucho carisma fuera del campo. Ambos tienen piernas sabias, talento futbolístico y parecen tímidos al hablar, apocados...
Pero si queremos comparar con justeza, no hay que comparar al Raúl de hoy con el Torres de hoy, sino al Fernando Torres de hoy con el Raúl González de hace seis años. Esa es la única comparación exacta. Y si hace seis años Raúl ya volaba, y ya era el gran descubrimiento de Valdano, y la esperanza vuelta hecho del madridismo, aún no tenía la categoría de emblema que ahora posee, indiscutido. Ni los laureles internacionales que le adornan.
Guti y Del Bosque tienen razón, hoy Raúl es Raúl y Fernando Torres sólo el cumplido inicio de una promesa. Pero a mí me parece posible no pequemos de forofos que si todo y todos le respetan, de aquí a seis años, Fernando Torres (ya que tiene tantos teóricos puntos en común con el madridista, sobre todo su manera de tocar el balón) podría parecerse y mucho a Raúl, y a lo mejor para ese entonces no jugar ya en el Atleti. Ahora, mañana, no cabe duda: Raúl puede y debe, cariñosamente, darle un caramelo al Niño, sólo mañana.