Zidane tiene estrés

El Madrid comienza a tener un problema. Su estrella, su gran atracción para el año del Centenario, comienza a tener estrés. Juanma Trueba escribía un delicioso artículo el día después de que Zidane estuviera en la redacción de AS. En él, comparaba al crack francés con Miguel Indurain. El cotejo de personajes ilustres del deporte era de lo más acertado.

Para estar en la cima, para ser considerado el mejor del mundo en una disciplina, para aparentar ser el superhéroe en el que todos los niños quieren reflejarse, hay que tener algo más que buenas cualidades para el deporte. En aquella ocasión, Zidane demostró estar en posesión de todas ellas.

El francés ha hecho gala, también, de muchas más virtudes que las futbolísticas durante todos y cada uno de los días que lleva inmerso en la vorágine blanca... y sin embargo, entre los autógrafos, entre los flashes, los requerimientos de la prensa y el acoso de los aficionados, ¿queda tiempo para concentrarse en el fútbol? De momento, el club dejó claras sus intenciones de preservar al jugador en el futuro ocultando a toda costa a la Prensa la hora en la que llegaba a Barajas tras jugar con su selección en Paraguay.

Zidane está sufriendo las consecuencias de su fichaje rutilante. El jugador más caro de la historia del fútbol llegó el pasado julio al Madrid para hacerlo invencible. Su fichaje traspasó los límites de las intenciones deportivas para instalarse en las comerciales y, ahora, algo falla. Zizou comienza a cansarse de tanto ajetreo. Él mismo lo confesó a la revista francesa Planète Foot. Ni la frialdad del mismo Indurain hubiera aguantado tal acoso.

Su mejor apoyo en la plantilla, Makelele, también advierte del peligro que corre el francés: "La gente debería dejarle tranquilo para que pudiera concentrarse en el fútbol". Quizá hablase después de conocer alguna confidencia de Zizou durante su estancia con la selección francesa. El carácter introvertido de Zinedine es la principal razón de su incomodidad por percibir tanto movimiento en torno a él.

Tenía ganas de conocer las excelencias del juego de la Liga española, pero también le quedaba por conocer la repercusión mediática que acarrearía su fichaje. El resultado es que el francés ha estallado: "Llegará un momento en el que tendré que decir basta".

Ayuda del club. El rendimiento de Zidane no corre peligro. Su entereza mental le hará brillar, a buen seguro, en su debut liguero en el Bernabéu. Pero su súbita llegada al Madrid (justo después de las vacaciones veraniegas) han terminado por pasarle factura. Sin tiempo para hacerse a la idea, se ha visto inmerso en la ardua tarea de ser el punto de mira blanco. Mientras, sus compañeros se afanan por ayudarle a integrarse y el club ha dispuesto todos los medios a su alcance para hacerle la vida lo más fácil posible. La alta inversión (13.000 millones), justifica tales cuidados.