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Ciclismo | Vuelta a España

El pelotón prepara la Vuelta en altura

La detección de la EPO ha cambiado los hábitos de los corredores, que han retomado la preparación en altitud.

Actualizado a
CONCENTRACIÓN DEL KELME. Botero, Pipe Gómez, Sevilla y Cárdenas, ayer en el Puerto de Navacerrada.
ÁNGEL MARTÍNEZ

La EPO es una palabra tabú en el pelotón. Por un lado, porque todos sus integrantes quieren echar tierra sobre una sustancia que en la década de los 90 fue la base de la preparación ciclista. Por otra parte, porque quieren condenarla al olvido volviendo a su sustituto natural, que son los entrenamientos en altura. Si es por ello, bienvenido sea el silencio.

El pelotón está adoptando nuevas formas, aunque más correcto sería hablar de que ha regresado a una versión moderna de los métodos de los 80. Los ciclistas han desempolvado los entrenamientos en altura el mismo año en que la EPO ya es detectable en la orina. El cambio merece un aplauso. Sin duda.

Este año, Abraham Olano ya preparó el Giro en Sierra Nevada. Y no le fue nada mal, porque acabó en el segundo peldaño del podio. El vasco ha repetido el método para la Vuelta, aunque en este caso ha buscado un lugar mucho más exótico: el Teide.

Olano no ha sido el único, porque la mayoría de los participantes de la próxima Vuelta a España, que comienza este sábado, se ha echado con la bicicleta al monte durante el mes de agosto para buscar puertos en altitud, en torno a los 2.000 metros, para enriquecer la oxigenación de su sangre con glóbulos rojos.

Igor González de Galdeano y Joseba Beloki han entrenado juntos en Pas de la Casa (Andorra). "Hemos estado quince días a 2.100 metros intentando aprovechar los beneficios de la altura. Por ejemplo, durante una semana estuvimos imitando las rutinas de la competición que luego nos vamos a encontrar en la Vuelta", explica Igor.

Lugares predilectos

Pese a ello, Sierra Nevada y Navacerrada han sido los dos puertos más visitados. Por allí han estado, entre otros muchos, Botero, Sevilla, Beltrán, Perdiguero, Zubeldia, Cárdenas, Santos González... "Aquí estoy, en Sierra Nevada, llenándome de glóbulos rojos", bromeaba ayer este último corredor. Nadie nombra la EPO. Agua pasada. Quieren condenarla al olvido y hacen bien.

Otros, por contra, niegan que la preparación en altitud se haya vuelto a poner moda, al menos en sus casos personales. "Yo vivo a 1.000 metros y hago lo que he hecho siempre, lo que hacía desde que corría en aficionados o cuando me preparaba con José Luis Pascua. Yo no he cambiado mis hábitos por hacer entrenamientos en Navacerrada. Siempre los había hecho", afirma Carlos Sastre.

El caso Botero

Vivir en altura ya es un punto a favor. Precisamente, los ciclistas colombianos llegaron a su mayor auge (Lucho Herrera, Fabio Parra, Pacho Rodríguez...) en los años 80, porque se favorecían de la mayor cantidad de glóbulos rojos que producían en su hábitat natural.

De hecho, Santi Botero ha culpado este año el cambio de residencia como la principal razón del deterioro de sus resultados. "He pasado de estar largas temporadas en Medellín, a 1.800 metros, a vivir en Alicante, a nivel del mar. Esto puede ser una causa de por qué rindo menos. Por eso, me estoy planteando irme a vivir a algún lugar como Sierra Nevada", explica el colombiano.