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SNOWBOARD

Queralt Castellet: "Con más instalaciones, estaríamos arriba"

La subcampeona olímpica de halfpipe visitó AS con la medalla. "Ha sido muy difícil llegar hasta aquí", contó sobre su gran éxito después de cinco Juegos.

MadridActualizado a
Queralt Castellet: "Con más instalaciones, estaríamos arriba"

Natural, como es ella, Queralt Castellet (Sabadell, 32 años) llega a la redacción de AS con la medalla de plata en el bolsillo trasero de sus vaqueros. Sin caja. Como si nada. Y se la pasa a todo aquel que quiera experimentar lo que es tener entre sus manos un trocito de gloria olímpica. Medio kilo (550 gramos pesa) de desvelos, de trabajo, de decepciones, de ilusión y, por fin, de recompensa.

"¡Guauuuu! Ya sí me lo creo. Llevaba tanto tiempo deseándolo... Y por fin la puedo tocar con mis manos. Lo que más me está gustando es ver lo que significa para la gente que me ha acompañado durante toda mi carrera. La emoción que han sentido y que todo el mundo lo pueda celebrar contigo. Es una felicidad compartida", describe Queralt con los ojos iluminados. Cansada también. De Pekín volvió a Denver vía Tokio y Canadá. Y de allí, a Madrid donde aterrizó el miércoles. Como había viajado a los Juegos desde Estados Unidos, tenía ya comprado el billete de vuelta al mismo lugar. No había pensado, o no había querido hacerlo después de cuatro Juegos en los que no había subido al podio, en la posibilidad de retornar a España para celebrarlo. Y aquí está. Exultante al ver la repercusión que ha tenido. "Me enorgullece que la gente lo valore así, porque es muy dificil llegar hasta aquí", apunta.

"Han sido los Juegos más difíciles de preparar", se sincera. "Vine a España (sus padres viven en Sabadell) por Navidades después de la última Copa del Mundo y pillé la COVID, con la preocupación consiguiente de no poder entrenar. Por otro lado pensé que quizá sería mejor, que me quitaría el agobio de estar todo el día esquivando el virus. Pero mi entrenador (el estadounidense Danny Kaas) lo cogió un día antes de volar y no ha podido estar conmigo en China", relata sobre una cita marcada por la pandemia.

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JAVIER GANDULDIARIO AS

"Si no subo al podio, igual no puedo seguir el resto del año"

Queralt Castellet:

En el Parque de Nieve Genting de Zhangjiakou estuvo sola. También sin su fisio. Y se las apañó para no desconcentrarse. "Llevo tanto tiempo en esto que tengo muchos amigos, y tuve que buscar soluciones", recuerda. Test PCR todos los días, comidas en mesas protegidas con cubículos de metacrilato para esquivar los temidos aerosoles... "Todos los días iba cayendo gente. Ves que llegaba una ambulancia a la Villa y era alguien que había dado positivo. Todo muy raro, porque lo guay de unos Juegos es el ambiente de la Villa, la mezcla, el conocer a otros deportistas", explica quien se estrenó en Turín con sólo 16 años.

Entonces, en 2006, se encendió la llama que ha guiado desde entonces su carrera. "Fue un antes y un después. El principio de un sueño, porque vi delante de mí lo que quería ser. Entonces no tenía ninguna posibilidad de medalla, pero me convencí de que algún día podría lograrla", rememora. Su mejor puesto hasta ahora era el séptimo de Pyeongchang 2018. Pero ella, y todos, sabían que sus trucos merecían más. Plata mundial en 2015 en snowboard halfpipe, bronce en 2021, 17 podios en Copa del Mundo, campeona de los X-Games... Era cuestión de tiempo. Y supo perseverar.

Cuando Queralt, que se inició en la gimnasia acrobática de niña, dice que llegar a la cima de su deporte ha sido difícil no exagera. ¿Se puede vivir del snowboard? "Si ganas, sí. Si no, es imposible", responde firme. Y lo argumenta. "Vivo en todos los sitios", se ríe. Es decir, como mucho pasa un mes al año en España y el resto buscando pipes por el mundo. Habitualmente tiene su base entre Laax (Suiza) y las estaciones de Colorado (Estados Unidos). "Económicamente supone un gasto muy grande, y sólo puedes seguir si obtienes resultados. Llevo tantos años que lo he normalizado, pero hay compañeras, que tienen grandes equipos detrás porque sus países invierten mucho dinero, que se asombran por cómo puedo vivir con esta presión. Si no subo al podio, igual no puedo continuar el resto del año". Así de crudo.

Por eso, la subcampeona olímpica se arriesgó a volver a Estados Unidos tras ser tercera en la Copa del Mundo de Laax el 15 de enero pasado. Los X-Games, la competición más prestigiosa de los deportes extremos, eran el siguiente fin de semana. “No podía decir que no (se accede por invitación), porque ahí está el dinero y la repercusión de cara a patrocinadores. Me costó mucho que me dejaran participar al principio”, advierte. Y logró la plata. Muchas de sus rivales, aspirantes al podio olímpico, pudieron reservarse para llegar a la cita más tranquilas y sin arriesgarse a una caída que desbaratara todo.

"Yo es que vivo improvisando, porque al final somos artistas", se ríe Castellet haciendo alusión a sus acrobacias en el aire. Movimientos que le llevan hasta a encadenar tres giros a varios metros de altura (el 1.080). Alejada de España, sin el paraguas de una estructura federativa como en otras naciones, Queralt es multiuso. "Me encargo de todo el papeleo del equipo (suelen acompañarla su técnico, fisio y el skiman que prepara las tablas). Y así los últimos dos años. Incluso tuve que cargar con toda la burocracia de los Juegos", cuenta una deportista que, aunque pasa mucho tiempo en Estados Unidos, permanece en el país con visado de turista, lo que le obliga a viajar siempre con un billete de vuelta. La realidad.

Desde hace unos años, los premios en las competiciones han menguado. Y más con el golpe de la pandemia. "Los X-Games o el US Open han pasado de 100.000 a 25.000 dólares de premio por el oro (entre 88.000 y 22.000 en euros). Antes hasta daban un coche, y ahora te puedes contentar con una barbacoa", bromea sin bromear. Ganar una Copa del Mundo FIS (Federación Internacional) supone unos 8.500 euros. Pero con entre cinco y siete competiciones por curso, hay que vivir todo el año, pagar viajes y la estructura (además dispone de ayuda federativa y beca ADO). Los malabarismos también hay que hacerlos con las cuentas.

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JAVIER GANDULDIARIO AS

"Con más instalaciones, España estaría arriba en el medallero por cómo somos"

Queralt Castellet

En España sólo hay dos halfpipes (el medio tubo de nieve sobre el que compiten). En Sierra Nevada y La Molina. Son caros de mantener y sólo se habilitan en caso de grandes competiciones. Por eso, y para entrenar con gente de nivel, Queralt debe estar siempre fuera. "Con más instalaciones para deportes de invierno, España estaría arriba en el medallero, por cómo somos (de carácter). Estamos en el segundo país de Europa con más terreno de nieve. No sólo somos un país de verano", se lanza.

Ahora, la de Sabadell pasará unos días con la familia (pocos), pisará la playa y volverá a la nieve. Es su mundo. "Sin competición, la primavera es lo mejor. La nieve está blanda y sin la presión de estar preparando un evento como los Juegos los trucos salen solos al estar relajada", se alegra. No piensa en que tiene 32 años. En que era la más veterana de las olímpicas. "La edad no tiene que ver si te mantienes fuerte y recuperas bien", expone. Cortina D'Ampezzo asoma en 2024. ¿Estará allí? "Hasta que no deje de aprender no pensaré en retirarme", advierte. Y, de momento, sigue mejorando y se lo está pasando como nunca. Los sextos Juegos asoman. Y allí se forjó su sueño.