Insaciable: Nils van der Poel destroza su récord del mundo
El patinador sueco consigue el doble oro en patinaje de velocidad (5.000 y 10.000m) tras superar su increíble marca en Heerenveen. Roest repite plata.
Países Bajos tiraniza el patinaje de velocidad. Kjeld Nuis, Ireen Wust, Irene Schouten... Grandes nombres de estos Juegos y, todos ellos, oro en distintas disciplinas del mencionado deporte. Detrás, esconden un secreto. Un algoritmo, utilizando ingentes cantidades de datos respecto a los patinadores nacionales, elige a los representantes con más posibilidades de triunfar en las competiciones. 'The Matrix', lo llaman. Parecía infalible hasta que Nils van der Poel ha encontrado su fallo. Como Keanu Reeves en la película homónima al algoritmo neerlandés, el patinador sueco es 'el elegido'. Se impuso a Patrick Roest en los 5.000 metros con una remontada espectacular, metiéndole 2,5 segundos en poco más de un kilómetro, y en los 10.000 ha doblado la apuesta: récord del mundo (12:30.74) superando su propia marca, registrada en Heerenveen (12:32.95) hace justamente un año.
Roest, que venía de encajar un récord olímpico, ya se lo podía esperar. El neerlandés, como en la anterior final, salió antes a correr y tuvo que contemplar, sin poder hacer nada, el increíble despliegue de su colega, con el que guarda una competencia peculiar. En la Copa del Mundo de Inzell, Nils desplegó una pancarta para animarle, ante la estupefacción de todos los presentes. "Necesitamos más estrellas de rock y más intriga en el patinaje", explicó, entonces, al respecto. Tras marcar un tiempo de 12:44.59, nueva plata para Patrick. Su compatriota Jorrit Bergsma, para mayor drama nacional, era desplazado del podio por el italiano Davide Ghiotto, la gran sorpresa del día. Quedó duodécimo en PyeongChang y hoy, con un tiempo de 12:45.98, ha logrado la primera gran medalla de su carrera. Dos registros imponentes, pero a años luz de Van der Poel, que prácticamente ni celebró la efeméride. Siendo, incluso, más meritoria que la anterior, dada la elevada altitud del Óvalo Nacional de Patinaje de Velocidad pekinés. Para él es un juego.
Nils, que ya es el rey absoluto de los 10.000 (posee el récord del mundo y el olímpico, y el oro mundial y el olímpico), es un tipo peculiar. Aprendiz de Johan Röjler, la mayor esperanza sueca desde Tommy Gustafson, rey de las distancias largas en Calgary 1988, Van der Poel abandonó durante dos años el patinaje. Tras la cita olímpica de 2018, se alistó en el ejército para completar el curso básico de guardabosques con el Batallón de Guardabosques en Arvidsjaur. "Yo era un soldado perezoso y eventualmente cansado", ha declarado posteriormente sobre la experiencia, con su habitual gracia. "Podría destacarse más a menudo que patinar es muy divertido", ha defendido habitualmente cuando se habla de récords. Disfruta con lo que hace y lo reivindica, pero se lo deja todo para ser el mejor en ello. A su manera. Después de una jornada en la Copa del Mundo de Thialf, por ejemplo, volvió corriendo al hotel. En total, eran 24 kilómetros. Cosas de un doble oro olímpico. Cosas de genios.