JUEGOS OLÍMPICOS | WATERPOLO

Seis historias y un destino

Laura Ester, Maica García, Anni Espar, Rosser Tarragó, Marta Bach y Pili Peña ya tienen la plata olímpica de Londres 2012. Su camino hasta llegar aquí, lleno de momentos.

ANGELA WEISS

España está donde quería. Y ha llegado con el mismo espíritu que la llevó en Londres 2012 a disputar la final olímpica ante Estados Unidos. Un 'revival' que tendrá lugar este sábado a las 9:30 con seis protagonistas de aquella tarde de agosto de 2012. Pero ahora no son aquel grupo inexperto. Su mochila está plagada de experiencias y medallas, de muchísimas alegrías y algún sinsabor, pero especialmente de los recuerdos de haber protagonizado una de las mejores historia del deporte español, una energía que les ayudará en su misión al oro.

En sus vidas hay historias de chicas comunes, sencillas, apasionadas del waterpolo, unidas por el cloro y por una Selección por la que matan. Capital del equipo es Laura Ester, de 31 años. Apodada Pajarito por su delgadez, lo que le permite volar de un lado al otro de la portería, empezó a practicar waterpolo en el barrio de Sants. En Peñaparda (Salamanca) tiene una piscina a su nombre y en Río vivió otro sueño familiar: su hermano Eduardo, con una deficiencia visual, participó en los Juegos Paralímpicos.

Laura como principio y Maica García, la boya, como final. También de 31 años, de mucho carácter, una ganadora que puso a todo el waterpolo en vilo en 2017. Maica, cuyas habilidades físicas la hicieron debutar en la Selección con 17 años, decidió tomarse un año sabático en el Mundial de Budapest. Todos lo aceptaron, pero les generó la duda de si aquello era un punto seguido o un punto y aparte. Pero Maica volvió con más fuerza que nunca. Y en 2018, 2019 y 2020 se ha subido a los podios con la Selección.

Hay dos historias con un mismo inicio, las de Rosser Tarragó y Marta Bach. Ambas, de Mataró, fueron las primeras niñas en un club que empezó a apostar por el waterpolo femenino. Ahora esta entidad es una de los mejores de España, campeón de Liga en 2020. Ambas se conocieron con seis años no el club, sino en els Capgrossos de Mataró, una colla de castellers, y eran las anxanetes. Las niñas que, por su peso, ascienden a la cima del castillo. Tarragó ha sido más inestable en el equipo de Oca. La experiencia de Río le sentó fatal, no la asimiló, y quiso olvidarse del waterpolo. Fueron dos años de depresión acuática hasta que en 2019 regresó. No todos los caminos son ídilicos y siguen el cauce lógico, en el caso de Ru, dotada de un gran lanzamiento, un portento físico, ha habido un largo paréntesis.

Pili Peña, a sus 35 años, es historia del waterpolo, la única madrileña, la que lleva 18 años de carrera y la que acumula todas las medallas de la historia de la Selección. La capitana, la jugadora que une dos épocas, la que todos admiran por su carácter. En 2019 hizo un viaje a la India qua cambió su mentalidad, un aspecto en el que Anni Espar sobresale. Es el cerebro del equipo, la aventurera (estuvo en Estados Unidos y Australia) y la perfeccionista. No se detienen, cuentan sus técnicos, hasta que no consigue lo que se propone. Y en estos Juegos ella y sus compañeras se propusieron el oro. Este sábado es el día.