“Sarrià te daba alas para volar”
De Zamora a uno de los grandes partidos de los Mundiales. El estreno del legendario estadio cumple un siglo. Y sobre sus vestigios pasean Solsona, Marañón y N’Kono, mitos del Espanyol.
Por moderno y acogedor que resulte el RCDE Stadium, por éxitos que se consiguieran en la breve estancia en Montjuïc, el lugar que el Espanyol siente como su hogar es Sarrià. La eterna Bombonera de la Copa UEFA de 1988. La sede del Italia-Brasil de 1982, considerado uno de los mejores partidos de la historia de los Mundiales. Donde Athletic, Atlético y Valencia festejaron títulos de Liga. El estadio del 6-0 al Barcelona en 1951, la mayor goleada de siempre en un derbi catalán. Y de tantos sueños. Aunque derruido en 1997, permanece vivo e inalterable en la memoria perica. Y este 18 de febrero se cumple el centenario de su inauguración, en 1923.
Aquel aroma a césped y puro, a cercanía y autenticidad, de las huellas que dejaron del Divino Zamora a Tamudo pasando por Parra, Argilés, Arcas, Bosch, los Cinco Delfines, Lauridsen, Francisco o Lardín, aún lo desprenden tres de los enormes ídolos que más ovaciones levantaron en Sarrià. Dani Solsona, canterano y uno de los mayores artistas que vio el coliseo. Rafa Marañón, el máximo goleador de la historia del Espanyol. Y Tommy N’Kono, entre los mejores porteros de la historia del fútbol. Con AS vuelven a pasearse sobre los jardines que un día conformaron el terreno de juego, con una firme convicción: “Sarrià te daba alas para volar”.
“Era un estadio casero, en el sentido de que entendías hasta lo que te decía la gente, de lo próximos que estaban”, rememora Marañón, quien destaca que “había momentos en que el césped estaba fatal, y los aprovechábamos, porque sabíamos hasta en qué punto la pelota botaba bien y dónde no”. Tercia Solsona, cuyo primer recuerdo pasa por “los entrenamientos que hacíamos debajo de la tribuna, cuando se estaba sembrando la hierba y teníamos que esperar a que reposara y creciera. Había espacio para una portería y poco podíamos hacer; centrar, chutar y poco más. Igual que los calentamientos previos a los partidos, que no hacíamos en el campo sino en el vestuario, en 30 metros cuadrados. Hacíamos tres carreras. Bueno, yo en realidad hacía dos”, bromea.
“Sabíamos hasta en qué punto la pelota botaba bien y dónde no”
Ríe N’Kono, cuya primera imagen nada más aterrizar en Barcelona para firmar por el Espanyol, a finales del verano de 1982, fue la fachada de Sarrià. “Me trajeron directamente desde el aeropuerto, y me fui a vivir muy cerca de aquí”, apunta. Apenas dos meses antes, había estado a punto de jugar en Sarrià, en la Copa del Mundo de España. De un gol le fue que aquel grupo de la muerte, con Brasil y Argentina, no estuviese integrado por Camerún en lugar de Italia, que acabaría resultando la campeona. “Son casualidades de la vida”.
Más “imposible de imaginar” aún resultó la reválida que le daría al guardameta el fútbol con otra competición internacional, aquella Copa UEFA 1987-88. “Pensábamos que jugaríamos un par de partidos y que nos eliminarían, pero fuimos avanzando rondas y ganando en confianza, con un equipo que llevaba seis años jugando junto, salvo dos o tres refuerzos. Fue inolvidable”.
Finales aparte, la gran noche de Sarrià, al menos para muchas generaciones, fue la vuelta de la semifinal, contra el Brujas, en la que el Espanyol remontó en el último minuto de la prórroga el 2-0 a favor de los belgas en la ida. “Vino hasta gente a la que no le gustaba el fútbol, fue mágico. El equipo volaba, metimos tres goles pero estábamos convencidos de que, de haberlos necesitado, habríamos metido cuatro o cinco”, asegura N’Kono.
“Contra el Brujas vino hasta gente a la que no le gustaba el fútbol, fue mágico”
Pero el camerunés no es el único de este trío de ases que jugó de portero en Sarrià. Una expulsión del malogrado Urruti, en el Espanyol-Real Zaragoza de la 1978-79, llevó a Marañón a enfundarse los guantes. “Tenía estilo, ¡eh!”, chancea. “No me dispararon ni una vez, y encima ganamos 1-0 con gol mío, pero después pensé: ¿cómo estás tan loco?”, admite.
Lo suyo, no en vano, era el gol. 144 anotó entre todas las competiciones, el que más de siempre en el Espanyol. Y 22 en una sola temporada, la 1976-77. ¿O fueron 23? “Metí un gol contra el Salamanca. Incluso el árbitro, Orrantia, me dijo que me lo había atribuido en el acta, pero finalmente se lo dieron a Bustillo en propia puerta. No pude ganar el ‘pichichi’, pero ese 4-0 fue seguramente mi mejor partido con el Espanyol”.
Palabras mayores de quien en su último partido perico, en la Copa de la Liga 1982-83, falló un penalti en la decisiva tanda ante la Real Sociedad, “aunque en la ida había marcado un gran tanto de falta a Arconada, el portero al que más goles hice”. “Me faltaron uno o dos años para que Tamudo no me pudiera adelantar después en Liga”, dice en guasa, si bien en parte su salida revistió dolor. Y un partido de homenaje firmado, obviamente en Sarrià, que nunca llegó a disputarse.
“Me faltaron uno o dos años para que Tamudo no me pudiera adelantar en Liga”
Y de los finales a los inicios. 18 años tenía Solsona cuando le llegó la hora de debutar con el Espanyol. En Sarrià y contra el Barcelona, en la Copa de España 1969-70. “Me habían llevado a Castellón, pero aquel día ni me vestí. Y en el derbi tampoco parecía que fuera a salir, y menos habiendo dos cambios como había en la época. Pero se lesionó Marín, e Iriondo me hizo jugar los 20 últimos minutos”. No les fue mal a los pericos, que se impusieron 2-1.
La clave de su precoz irrupción blanquiazul la tuvo su padre, “que con buen criterio me había dicho meses antes que fuera de voluntario a la mili”, lo que le permitió quedar liberado muy joven de aquel servicio militar obligatorio para implicarse en cuerpo y alma al Espanyol. “La película empezó en septiembre de 1970, en casa, contra la Real Sociedad”. Y terminó en 1978, con su marcha al Valencia, aunque no acabaron ahí sus peripecias en Sarrià: “En 1980, cuando el Espanyol luchaba por no bajar, voy y meto un gol. Y se me cayó el mundo encima, al darme cuenta de lo que significaba”, relata, poniéndose las manos en la cara como si acabara de suceder. Hasta que intercede Marañón, como si fuera casi a tranquilizarle: “Ese partido acabó 1-1, marqué yo”.
“Cuando el Espanyol luchaba por no bajar, vengo con el Valencia y meto un gol. Y se me cayó el mundo encima”
Y se enzarzan en una efervescente tertulia que atraviesa aquellas salidas del estadio ante una fervorosa afición, las partidas en el Bar Sarrià 82 y, cómo no, aquellos derbis ante el Barcelona. Como el 5-2 de 1974, el primero de Marañón, en el que además para no variar anotó una diana. O la teoría de N’Kono para explicarse aquella igualdad con los culés tan latente en Sarrià: “No hay que olvidar que solo había dos extranjeros por equipo. Y luego es verdad que el público te llevaba en volandas”.
Pero no todo fueron instantes de felicidad en Sarrià, donde el camerunés sin ir más lejos recuerda cómo el Atlético de Madrid le marcó un penalti mientras se estaba limpiando las botas contra el poste, en la primera jornada de la Liga 1986-87: “Iba Marina a chutar, mis compañeros empezaron a gritarme ‘¡eeeh!’ y reaccioné pero no a tiempo. Aún no entiendo cómo el árbitro pudo autorizarlo”.
Y llegó la demolición, que los tres evocan con enorme pesadumbre. Pero acaso quien peor lo vivió, por la lejanía, fue N’Kono. “Estaba aún en Bolivia jugando, y me invadió la tristeza. No podía parar de pensar en toda la gente a la que asociaba a Sarrià durante tantísimos años, como José María Calzón, María Bosch… Me venían esos flashes y fue terrible”.
Hoy, más allá de las efímeras placas conmemorativas que los vándalos se encargan de destrozar cíclicamente, de la Plaça Ricardo Zamora y la dedicada al fundador del Espanyol, Ángel Rodríguez, prevalece el recuerdo. El del primer gol de la historia de la Liga, Pitus Prat al abuelo de Unai Emery. El de las Copas de 1929 y 1940. O cualquier detalle de cuantos sucedieron en aquel templo futbolístico del siglo XX, que honraron mitos como Solsona, Marañón y N’Kono, y que alcanza su centenario. Sarrià, Can Ràbia, la Manigua. Larga vida.
CRONOLOGÍA DE SARRIÀ
- 1922. El Espanyol es desahuciado por impagos del campo de la calle Muntaner. En la barbería Pintó, de la ronda de Sant Pere, el presidente perico, Genaro de la Riva, escucha cómo otro cliente aventura: “Esta vez, el Espanyol ha muerto definitivamente”. Esa persona resulta ser su homólogo en el Barcelona, Hans Gamper, a quien De la Riva responde: “Mientras yo viva, el Espanyol vivirá”.
- 31 de diciembre de 1922. Tras la compra de los terrenos de la Manigua de Can Ràbia por parte de Genaro de la Riva, a cambio de 170.000 pesetas, se pone la primera piedra del estadio de Sarrià, ya con su hermano Victoriano de la Riva como presidente.
- 18 de febrero de 1923. Ni dos meses después de iniciarse las obras, y después de que quebrara la constructora que tenía previsto edificar un anfiteatro para 40.000 espectadores, Sarrià se inaugura con capacidad para 11.000 asistentes, con un amistoso entre el Espanyol y la UE Sants (4-1). El primer gol de la historia lo anota Vicenç Tonijuan.
- 12 de febrero de 1925. Se inaugura la tribuna, en un Espanyol-Europa (1-2).
- 10 de febrero de 1929. José Pitus Prat marca el primer gol en la historia de la Liga, en Sarrià, en el transcurso del Espanyol-Real Unión de Irún (3-2) de la jornada inaugural. Eran las tres y cuarto de la tarde.
- 29 de marzo de 1931. El Athletic golea por 0-4 a los pericos y se proclama, en la penúltima jornada, campeón de Liga. Es el primer equipo que repite título dos temporadas consecutivas.
- 1942. El nuevo presidente del club, Francisco Román, inicia un pleito con la familia Oliveras por la propiedad del estadio.
- Diciembre de 1947. Genaro de la Riva accede a vender el estadio al Espanyol por cinco millones de pesetas, con la condición de que el presidente sea Francisco Javier Sáenz.
- 15 de abril de 1951. El Espanyol inflige al Barcelona el resultado más abultado en la historia de los derbis: 6-0, con goles de Grau (dos), Arcas (dos), Marcet y Egea. El entrenador del Barça, Fernando Daucik, había prometido un “arma secreta”, que consistía en implementar el fuera de juego y que naufragó.
- Julio de 1951. Se derriba el histórico chalet, regentado durante años por el exjugador Tin Bosch y su familia, y que funcionaba como residencia para los futbolistas solteros, albergaba los vestuarios, oficinas, enfermería, palcos… E incluso pista de baile.
- 11 de noviembre de 1951. En la zona del antiguo chalet se inaugura el Gol Sur, coincidiendo con un Espanyol-Athletic Club (3-2).
- 30 de septiembre de 1956. Se estrena la nueva tribuna en el encuentro liguero entre Espanyol y Celta (2-0).
- 1957. Con el traslado del Barcelona al Camp Nou, se inician negociaciones para trasladar el Espanyol al estadio de Les Corts.
- 11 de mayo de 1960. Puesta en marcha de las torres de iluminación, que permitirían jugar de noche, estrenadas en un Espanyol-Flamengo (1-0).
- 27 de septiembre de 1961. Debut europeo del estadio, en un encuentro frente al Hannover (2-0) de la Copa de Ferias. Marcaron Camps e Indio.
- Agosto de 1964. Firma Di Stéfano, que tiene como entrenador a Kubala.
- 3 de abril de 1966. Los goles de Ufarte y Griffa, en la jornada final, dan el título de Liga al Atlético de Madrid frente al Espanyol (0-2).
- 1967. Para sanear la deuda de la entidad, que ascendía a unos 60 millones de pesetas, se vuelve a plantear la marcha a Les Corts. El presidente blanquiazul, Juan Vila-Reyes, propone una oferta de 110 millones de pesetas, que se obtendría mediante la recalificación de Sarrià. Cae en saco roto.
- 21 de marzo de 1971. Los equipos femeninos de Espanyol, Sant Andreu, Sabadell y Barcelona (oficialmente, Peña Femenina Barcelona) disputan las semifinales del Primer Torneo Cuadrangular de Fútbol Femenino - Gran Trofeo Pernod, cuya final conquistan una semana más tarde las pericas ante las azulgrana en un Camp Nou a rebosar.
- 18 de abril de 1971. El Valencia de Di Stéfano, pese a caer ante los pericos (1-0), se proclama campeón de Liga, gracias al empate entre el Atlético de Madrid y el Barcelona (1-1) en el Vicente Calderón.
- 29 de septiembre de 1973. En un Espanyol-Málaga (1-1) se estrena la nueva tribuna, con lo que se alcanza una capacidad para 44.000 espectadores.
- 23 de febrero de 1974. Se disputa el primer partido entre selecciones, un España-República Federal Alemana (1-0), con diana de Juan Manuel Asensi.
- Agosto de 1974. Primer trofeo Ciutat de Barcelona, con Espanyol, Betis, Honved húngaro y Slovan de Bratislava como participantes.
- 14 de octubre de 1979. Inaugurado el marcador del Gol Sur.
- Junio y julio de 1982. Sarrià alberga el grupo de la Copa del Mundo de España con Brasil, Argentina e Italia: Gentile, Rossi, Dino Zoff, Sócrates, Zico, Maradona… El 5 de julio se disputa un Italia-Brasil (3-2) que se considera uno de los mejores partidos de la historia de los Mundiales.
- 20 de abril de 1988. Vuelta de las semifinales de la Copa UEFA, con una noche memorable que se solventó con la remontada del Espanyol en el último instante de la prórroga. Orejuela, Losada y Ángel ‘Pichi’ Alonso fueron los artífices.
- 15 de marzo de 1992. Guillermo Alfonso Lázaro, de 13 años, fallecía por el impacto de una bengala, a las 16:58, justo antes de la disputa de un Espanyol-Cádiz.
- Julio de 1992. Las selecciones de fútbol de Italia, Kuwait, Suecia, Paraguay, Corea del Sur, México y Australia disputan algunos de sus partidos de la fase de grupos en los Juegos Olímpicos de Barcelona.
- 21 de junio de 1997. Se disputa el último partido en la historia del estadio, un Espanyol-Valencia (3-2). Ouedec, Pralija y Cobos fueron los goleadores pericos, mientras que Iván Campo anotó la última diana de siempre en Sarrià. Jugó Tamudo, quien había debutado tres meses antes.
- 20 de septiembre de 1997. Una vez certificada la venta por 9.467 millones de pesetas, 92 kilogramos de Goma 2 colocados por la empresa Control Demeter acaban en dos segundos y 60 centésimas con el estadio, en una sentida demolición en la que resiste la estructura de la tribuna principal.
- 10 de julio de 2003. Reconvertido ya el estadio en unos jardines y rodeado de un complejo de 450 viviendas, queda inaugurada la Plaça Ricardo Zamora, que rinde homenaje al legendario portero del Espanyol, considerado uno de los mejores de la historia del fútbol.
- 6 de octubre de 2005. A petición de la Gran Penya Espanyolista Manigua, que lucha durante años por ello, se descubre la placa de la Plaça Ángel Rodríguez, que honra la memoria del fundador del Espanyol.
- 21 de enero de 2023. Tras la colocación previa de alguna pequeña placa y de lonas, siempre vandalizadas, el Espanyol y el Ayuntamiento descubren un monolito de recuerdo al estadio, en los Jardines. Apenas 24 horas después ya había sido objeto del gamberrismo.
LOS ESTADIOS DEL ESPANYOL
- 1900 Grassot (junto a la Sagrada Familia)
- 1903 Hospital Clínic
- 1909 Calle Marina (en la actual Monumental)
- 1910 Camp de les Faves (junto al Velódromo)
- 1911 Campo de la calle Muntaner
- 1923 Sarrià
- 1997 Estadi Olímpic de Montjuïc
- 2009 Cornellà-El Prat
