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Imposible estar más orgulloso de esta Real

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Es imposible sentir más orgullo de esta Real Sociedad que después del puntazo que ha sacado del Santiago Bernabéu. El mérito es inmenso. Es impresionante lo que ha hecho el equipo de Imanol Alguacil. Aguantar las embestidas de un Real Madrid que estaba literalmente desatado delante de su gente con una propuesta tan valiente y con tanta personalidad es como para descubrirse y levantarse sencillamente a aplaudir. Es seguramente el día en el que más se ha visto la mano del entrenado oriotarra sobre el terreno de juego, porque sus jugadores han sido tan aguerridos como lo era él cuando era jugador y como les pide en Zubieta cada día. Y no hay nada que se deja para la improvisación, todo está medido y trabajado. Y así funcionó la Real en el Bernabéu, como un reloj con un engranaje perfecto, que mereció sumar el punto que se trae de vuelta a San Sebastián. Imanol ha logrado crear un equipo coral que será recordado de por vida. Si no se ha convertido ya en el mejor entrenador de Primera, poco le falta.

Pero lo que realmente dar valor al punto logrado en el Santiago Bernabéu es el hecho de haber tenido que jugar tan mermado físicamente y que no se notara sobre el césped de un escenario tan exigente y gigante. Acabar el partido con Pablo Marín, Olasagasti y Robert Navarro, que antes de ayer estaban jugando con el filial, y acabar metiendo el miedo en el cuerpo a todo un Real Madrid en el Bernabéu es espectacular, tiene hasta una especie de belleza poética que te conecta con el fútbol vintage, el de toda la vida, con aquel en el que los clubes se nutrían de la gente su cantera y no parecían un álbum de cromos de la Torre de Babel. Y sí, es verdad que el Real Madrid llevó la iniciativa y que la Real Sociedad tuvo menos el balón de lo que acostumbra.

Pero, ¿qué queréis? Si te faltan la mayoría de tus peloteros y los pilares que tienes sobre el campo no están al 100%. Todavía encima se le va a pedir que le quite el balón. Y aún así creo que los donostiarras hicieron un partido muy inteligente, sabiendo medir cada salida al ataque, generando ocasiones como para merecer incluso ganar, especialmente en la segunda parte, cuando al Madrid le entraron los apuros y las prisas. La personalidad de la Real fue increíble. Cuando más sufrió, mejor se comportó. Y es imposible no sentir más felicidad con lo que hizo el equipo txuri-urdin. Un ejercicio sobresaliente de resiliencia y resistencia. Contra ese ejército hecho a base de talonario, un grupo de guerreros forjado con sudor y esfuerzo en Zubieta. Y entre ambos lograron componer un partido maravilloso. Pocas veces un 0-0 deja un regusto tan agradable entre los aficionados. Porque todos los jugadores se dejaron el alma. Los del Real Madrid, y sobre todo los de la Real Sociedad.

Y, por supuesto, debemos terminar con los nombres propios. Con Alex Remiro y sus paradas salvadoras. Con la defensa espartana de Zubeldia y Le Normand. Con la preocupación de Aritz Elustondo y su tobillo, después de su esfuerzo titánico para frenar a Vinicius. Con el partidazo de Asier Illarramendi, que seguro se desquitó de las críticas que recibió cuando vistió de blanco. Con la irreverencia y la inteligencia de Take Kubo, que cerca estuvo de vengarse de un Real Madrid que nunca creyó de verdad en él. Con el trabajo de espaldas de un Sorloth descomunal. Con la jerarquía de Zubimendi.

Y claro con el colegiado, Melero López, y su falta de valentía en el Bernabéu, porque optó por pitar lo fácil y le faltó personalidad. No, no me gustó, aunque parece que no influyera directamente en el resultado. Nacho debió ser expulsado, sin discusión. Y Melero no se atrevió a dejar con diez los últimos diez minutos al Real Madrid. Quedó retratado como árbitro. Porque es en esos momentos cuando se mide realmente su nivel. ¡Qué orgullo de Real! ¿Se dan cuenta de que ha tenido que acabar jugando con Zubeldia de lateral y Zubimendi de central? ¿Y que tiene ya diez bajas? ¿Y que, aún así, salió vivo del Bernabéu? ¿Y que le miró la cara al Real Madrid y casi se la lía? ¡Cómo he disfrutado esta noche! Felicidades y gracias, chavales. Esta Real no solo me representa, sino que me emociona.