Nadie quiere el banquillo del Sevilla
El club respalda a Diego Alonso mientras tantea, una vez más, candidatos que no paran de elevar sus pretensiones a la vista del nivel del equipo.
A pesar de ser respaldado en público tanto por boca del presidente, como por gestos del director deportivo Víctor Orta, que lo acompañó en la sala de prensa, las horas de Diego Alonso como entrenador del Sevilla parecen contadas. Sólo lo salvaría un milagro del calibre de que el equipo empezara a hacer bien todo lo que hace mal y, sobre todo, a ganar. Pero como no hay nada a lo que agarrarse que invite a ser mínimamente optimistas, en el Sevilla se vuelve a peinar el mercado.
El problema es que el banquillo del Sevilla es un caramelo envenenado que muy pocos quieren. Y menos aún, a estas alturas. Si los de Nervión ya se encontraron con rechazos y puertas cerradas cuando buscaron un candidato para sustituir a Mendilibar, ahora aún más. Y los que abren la puerta, como es lógico, elevan sus pretensiones de hace dos meses.
El motivo es que las carencias del Sevilla no hacen más que agrandarse día tras día. El haberse convertido en el equipo que alinea el once más viejo de la historia de la Champions es la punta del iceberg de años y años haciendo las cosas rematamente mal desde la dirección deportiva. Lógicamente, el entrenador que sustituya a Diego Alonso exigirá una revolución en enero que el club no está en condiciones económicas de afrontar.
Y por supuesto, el sueldo. El Sevilla optó por ahorrarse hasta el último euro posible en el sueldo del entrenador y ahora toca rascarse el bolsillo. Es por ello que, quizás, el mejor aval de Diego Alonso para su continuidad es ser el inquilino de un puesto que, por ahora, casi nadie quiere.
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