Mino: “El Espanyol es un equipo más fiable ahora pero el Sporting puede sorprender”
El ex futbolista rojiblanco y blanquiazul, muy agradecido con su etapa en Barcelona, no ve un favorito claro en la eliminatoria ni para el ascenso.
Son varios equipos donde recuerdan aquel central fuerte, contundente y con buen manejo del balón, que salió de Mareo y tomó rumbo a Madrid después de hacerse un hueco en el Sporting competiendo con los Maceda, Jiménez, Espinosa, Redondo y compañía. El equipo gijonés, el Real Madrid, el Sevilla, el Espanyol, el Mallorca y el Logroñés configuran el historial de Bernardino Serrano Mori (Antromero, Gozón, 29-01-1963), más conocido por Mino, en los terrenos de juego. Pero en el Sporting (cuatro temporadas desde su debut con 18 años) y el Espanyol (cuatro) son los clubes donde más tiempo ha defendido sus camisetas.
Mino es entrenador, aunque aparcó su carrera después de entrenar en Mareo al segundo equipo juvenil y de sendas experiencias en Tercera División con el Ribadesella y el Caudal de Mieres; con el conjunto riosellano llegó a jugar por el ascenso a Segunda B. Precisamente como técnico, faceta que le gustaría recuperar, sigue puntualmente la Segunda División y sobre todo a los equipos que dividen su corazón.
¿Con quién va en esta eliminatoria?
Es una situación complicada para mí cuando me preguntan quién quiero que gane. No me atrevo a decirlo. Quiero que gane el que esté mejor. Soy una persona agradecida y en todos los sitios donde estuve mantengo buena relación. Es complicado para mí por respeto. No me parece ético decir que quiero que pierda un equipo donde estuve. Soy de aquí pero es duro decir que quiero que quede fuera el otro.
El vínculo con el Espanyol y Barcelona es grande. Es el club donde más tiempo estuvo, después del Sporting, su mujer Montse es barcelonesa, su hija Andrea estudió y vive allí, y su hijo Álex también pasó por la cantera del club blanquiazul.
Es un club muy familiar. Siempre estuve muy bien y me trataron muy bien. Le tengo un cariño especial. En cualquier caso, si me preguntan por cualquiera de los equipos donde estuve y me dicen si quiero que pierda pues no me parece ético. En este caso, al final, vas a quedar jodido igual porque uno va a pasar pero no tiene asegurado nada y el otro se quedará fuera. Por tanto, tampoco quedaré satisfecho con ninguna situación salvo que al final suba el que gane esta eliminatoria.
¿Qué equipo es favorito?
Es difícil pronosticar. Viendo al Sporting y al Espanyol, a los que he visto casi siempre, tengo sensaciones contradictorias. El Espanyol no me dio buena impresión en cuanto a lo que yo esperaba; es cierto que fue un equipo que marcó muchos goles con Braithwaite, Puado y compañía, pero estuvo muy romo en los últimos partidos cuando se jugó realmente el cocido. No fue un equipo resolutivo. Pero es un equipo con calidad y con experiencia. Ahora bien, vi una cosa que puede ser buena para ellos en la eliminatoria y es que es un equipo más fiable. Cuando vino a Gijón en la primera vuelta, vi un equipo alegre pero inestable en la faceta defensiva. Ahora es un equipo distinto.
¿Y el Sporting?
No sabíamos realmente si se iba a meter o no. Tampoco hizo un partidazo en Elda. Pero, cuando estás ahí, no dependes de ti mismo, no lo esperabas y te sube la adrenalina. Es un equipo que te puede sorprender en cualquier momento, que tiene bastante consistencia defensiva.
¿Podría tener ventaja el Sporting por la continuidad del proyecto en la temporada frente a un Espanyol hasta con tres entrenadores?
Son circunstancias del fútbol. Empezó Luis García, con poca experiencia porque el año pasado entrenaba un Tercera, con una apuesta por un proyecto distinto, pero un equipo con esa presión no iba bien. Luego llegó un entrenador con tablas en la categoría, pero Ramis no terminó de consolidar su idea, porque el Espanyol tiene carencias, no es el de otras épocas, porque es un equipo que siempre bajó y subió al año siguiente, es el sexto o séptimo equipo con más temporadas en Primera. En definitiva, yo no le he visto este año esa consistencia de equipo fuerte, poderoso. Al final, han acabado con el entrenador del filial que es más conservador, por eso he visto un equipo más fiable pero con más problemas a la hora de finalizar.
¿Han tenido un proyecto más inestable desde el momento en que se produce ese baile de entrenadores?
Como entrenador, yo nunca veo necesario el cambio de técnico. Si ese proyecto no te va en la jornada 10 es porque tienes que ver las cosas muy mal; la Segunda División es una categoría muy larga. Yo recuerdo el año que subimos en el Espanyol, con Camacho en el banquillo, y en la jornada 10 ó 12 perdimos 3-0 en Compostela y éramos el 10 o el 11 en la clasificación, sin embargo acabamos ascendiendo cuatro o cinco jornadas antes del final. Hay que tener un poco de paciencia con un equipo cuando baja. Si eres capaz de adaptarte a la categoría, pones el mono de faena y, además, tienes jugadores de calidad a la larga eso se nota.
El fútbol ha cambiado desde los 80 y los 90. ¿Qué recuerda de sus etapas en el Sporting y el Espanyol?
En el Sporting, Vicente Miera fue quien me dio la oportunidad de debutar estando en el filial. Luego vino Boskov, que no me dio ni bola, y después fue Novoa el que confió totalmente en mi y lo hizo cuando había compañeros que eran internacionales (Maceda, Jiménez). Le estoy muy agradecido.
Después llegó el Madrid, el Sevilla y el Espanyol. También tuvo grandes entrenadores en el equipo de la Carretera de Sarriá.
El año que llegué estaba Luis Aragonés. Al año siguiente empezó Petrovic, que llegó como campeón de Europa con el Estrella Roja y duró muy poco, después estuvo interino el segundo entrenador, Sabaté, hasta que llegó Javier Clemente. Novoa fue el tercer año, que descendimos, con Juanjo Díaz en las últimas jornadas, y finalmente Camacho. Con todos tuve una buena relación y disfruté de una buena etapa en Barcelona.
¿Quién le marcó más?
De todos se aprende. Pero el fútbol evolucionó mucho. Es distinto verlo desde la perspectiva de hoy con varios entrenadores, preparadores, recuperadores, analistas, etc. Antes era mucho más sencillo con un entrenador, un segundo, el preparador físico. Todo ha variado, como la vida en general. Sobre todo eran buenos entrenadores de vestuario; lo de fuera, lo del campo, es modificable porque puedes jugar de una manera u otra. Hay que combinar la parte técnico-táctica con lo que yo considero que es más importante para un entrenador que es el manejo del vestuario. En eso tuve suerte. Novoa fue quien más me marcó porque fue quien me dio toda la confianza cuando empezaba, luego tuve a Luis Aragonés, el prototipo de entrenador de vestuario, un tipo entrañable pero exigente, una persona para conocer. Luego tuve a Javi (Clemente), un tío también de vestuario con un perfil algo distinto a Luis pero que manejaba muy bien ese ámbito. Ahora caer muchos entrenadores porque el vestuario no se maneja bien. Es lo más importante porque ahí están veintitantos egos distintos, a uno le echas una bronca y le motivas pero a otro le jodes. Hay que saber manejar eso. Esa gente entraba y a los siete días ya sabían cómo respiraba cada uno. Es muy importante.
Es curioso que la mayoría de ellos hayan sido seleccionadores: Miera, Clemente, Camacho, Luis. ¿También era Vicente Miera un ‘técnico de vestuario’, como dice?
Vicente fue un adelantado de la época. Yo era un crío pero ya veía al Sporting jugar a finales de los 70 con tres defensas y un lateral falso, ponía a Ciriaco de lateral falso para incorporarlo al centro del campo cuando se atacaba. Y jugaba en Europa. Eran tácticas que ahora las haces y te hablan de Guardiola. Vicente ya lo hacía a finales de los 70, pero no tenía la trascendencia ni la repercusión que tiene ahora. En el fútbol actual, escucho algún discurso que no acierto a descifrar parte de las cosas que dice.
¿Y qué recuerda de las dos temporadas en el Madrid? ¿Qué tiene ese vestuario para seguir ganando siempre? Ahora, la decimoquinta...
Desde dentro se capta algo distinto a cualquier otro club. Me encantaría que todo el mundo tuviera la oportunidad unos meses de vivir dentro de esa institución. Es distinto todo y no porque haya más o menos dinero. Es distinto el entorno, cómo se convive y la presión competitiva que tienes. Hay que vivirlo y sería digno de estudio como en un campus universitario. Allí hay presión todos los días. Es imposible que se baje el pistón en ese equipo.
Al hilo de lo que comentaba sobre los entrenadores se intuye que considera clave a Ancelotti en los últimos años.
Seguro. Como lo fue Zidane sin ser un entrenador top como ya lo era Carlo Ancelotti cuando llegó. Zidane se estrenó en el Madrid. Es un vestuario que hay que llevar de manera distinta. Es muy difícil que alguien llegue ahí quiera jugar simplemente como le gusta, porque hay un formato, hay unos jugadores que cuestan mucho dinero y que tienen que jugar. En definitiva, hay poco margen de movimientos. Ahora todavía más porque hay muchos partidos y hay rotaciones, pero antes había una alineación y sabías que era muy difícil jugar. En aquel equipo, por ejemplo, estaba Hugo Sánchez y qué entrenador iba a quitar a Hugo Sánchez o, en estos tiempos, quién va a quitar a Messi. A eso me refiero cuando digo que hay que manejar el vestuario, hay que darle forma. Se necesita una buena convivencia más allá de lo táctico y de lo técnico.
Durante aquellos años en el Espanyol, quizá por proximidad, conoció de cerca el funcionamiento del Barça de entonces. ¿Era distinto al Madrid donde estuvo antes?
El Barça era y es igual porque es otro transatlántico, aunque gane menos en Europa. Pero la tarea para un entrenador es la misma. A Cruyff le fue muy bien, pero el primer año no ganaba; si no hubiese sido quien era, lo hubiesen cesado. Al final, dio continuidad al modelo holandés que inició años antes Rinus Michels. Ahora tiene un modelo claro. Luego de ganar es otra cosa a ese nivel. En el caso del Madrid es un equipo que te quiere ganar siempre y que hay una mentalidad ganadora. Me pasaba cuando jugaba contra ellos. Ibas al Bernabéu y decías “vaya partido más bueno que estamos haciendo”, pero cuando te dabas cuenta ya tenías dos en contra y no te habías enterado. Estos equipos no te perdonan.
Volviendo al Espanyol, ¿mantiene relación con el club?
Sigue estando José María Calzón, con el que hablo con cierta frecuencia. Sigo teniendo relación con los anteriores. De los veteranos he mantenido contacto con Rafa Marañón porque es arquitecto y mi hija Andrea estudió arquitectura y trabaja allí en Barcelona. No pertenezco a la asociación de veteranos como aquí en el Sporting.
¿Cómo ve la otra eliminatoria entre el Oviedo y el Eibar?
Es lo mismo que con el enfrentamiento entre Sporting y Espanyol. El Oviedo me gustó en varios de los últimos partidos, tiene una buena propuesta, aunque el Eibar, también. Son dos equipos muy parecidos y serán dos partidos con mucha igualdad. Los dos equipos tienen capacidad ofensiva pero no hay mucha distancia entre ellos.
¿Se atreve a dar un favorito para el ascenso?
Lo podría decir a bulto. Si nos atenemos a lo que ha sucedido en los últimos años. Equipos que llegan a última hora, que no dependían de ellos mismos, como el Sporting ahora, tu motivación te da un plus, aunque parezca una bobada. El hecho de ser tercero no es determinante. Pero hay mucha igualdad entre los cuatro equipos. Recuerdo, por ejemplo, el ascenso del Valladolid cuando eliminó al Sporting en 2018.
Por último, hace tiempo que se apartó de los banquillos. ¿Da por cerrada su trayectoria como entrenador? ¿Se considera un jubilado del fútbol?
Qué va. Ni mucho menos. Me apetece mucho volver a entrenar. Explico por qué no volví a entrenar. Yo quería ver crecer a mis hijos. Sabía, por tanto, la dificultad que entrañaba volver a entrenar con lo que supone estar fuera de casa después de 12 años por ahí viajando. Entonces puedo decir que entrené por hobby. Después de Mieres quedé un poco saturado, me acostumbré y no volví. Ahora que ya no tengo a mis hijos en casa, pienso y me apetece divertirme unos años haciendo lo que me gusta. No descartaría volver a entrenar si surge. Aún tengo edad para entrenar.
Tuvo oportunidad de entrenar al Sporting.
Así es. Era Eloy Olaya el secretario técnico y nos reunimos en Madrid. Fue en el verano de 2005, tras la marcha de Marcelino. Yo estaba de vacaciones en Huelva y me llamaron. Yo planteé un cuerpo técnico con Gerardo Ruiz como preparador físico, con Isidro como entrenador del porteros, que había sido compañero mío, pero quería una persona de máxima confianza conmigo, como segundo entrenador, que era Juanjo González (actual ayudante de Luis de la Fuente en la Selección española). Ahí se atascó todo. Primero no me dijeron que no pero luego me indicaron que el club estaba en proceso concursal, que podía haber problemas. Ahí se quedó todo. Ciriaco se hizo cargo del equipo aquella temporada previa a la llegada de Preciado.
Y tuvo más opciones de entrenar en el fútbol profesional.
Me llamó el Lugo antes de contratar a Quique Setién, porque había disputado una fase de ascenso a Segunda B contra ellos. Y también el Marbella con un proyecto importante que tenía entonces. Ahora estoy abierto a una vuelta.
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