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Mimosín Team: el fallo es sistémico

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Se acabaron las excusas. El Real Madrid ganó a los blaugrana silbando, con las manos en los bolsillos y ayudado por el empujón (que nada influye en el resultado) y eso nos lleva a concluir es que la pamema de las excusas se ha acabado. El fallo, queda claro, ya es sistémico, no individual. Basta ya de engañar a la gente con el discurso que diez minutos antes de empezar el partido la táctica es genial y la destruyen los jugadores con sus errores individuales “porque lo teníamos hablado”. Es más, el Barcelona no compitió y durante muchos minutos estuvo a merced de un Real Madrid al que hay que agradecerle que no convirtiera la herida en una hemorragia, porque la goleada deseada por el público blanco de la corriente ‘roncerista’ estuvo a un palmo. El 3-1 es un resultado aceptable si lo miras desde el punto de vista de lo que podía acontecer en el minuto 52 cuando anularon el que debería ser el 3-0 y luego, sabe a poco tras el gol de Ferran. Pero si vas a buscar un culpable de la triste imagen culé en los últimos partidos, Xavi Hernández queda en una posición más que complicada, porque su planteamiento es indefendible. Ya no cuela lo de vender discursos en los que la culpa es del empredao o que el desayuno estaba en mal estado. Ayer, se equivocó el técnico (antes y después del partido, porque el partido estuvo más cerca del 5-1 que del 2-2). Reconocerlo, ni que fuera por una vez, sería un gesto. Eso no significa dejar de confiar en Xavi, probablemente el mejor entrenador que puede tener el Barça.

El favor de Ancelotti. A día de hoy, Xavi le debe un favor al Madrid, que si se lo llega a tomar medio en serio le podría haber metido un saco que le dejaría a las puertas del Averno. Si el equipo de Ancelotti hubiera necesitado meter siete, hubiera metido siete, mientras Xavi comparecía reiterando que el emperador va vestido: Va desnudo y no es emperador.

Equipo de media tabla. Tantos años yendo al Bernabéu -y además con éxito en los últimos tiempos- para caer en la trampa de los equipos de media tabla para abajo. El fallo táctico de Xavi en Madrid no admite escudarse en los errores individuales, que los hubo. Fue un desastre sistémico en toda regla. Especialmente, ejemplificado en Busquets, un jugador sobrepasado por el tiempo pero no por la devoción de un técnico, que se jugó a la ruleta rusa su prestigio a mayor gloria de la gestión de vestuario. El sacrificio de Gavi, el único jugador que es capaz de tumbar a cualquier rival en el once titular fue el epítome de un entrenador que erró, y que como el ‘Platanito’ sigue pidiendo más oportunidades. Que sale de la plaza con doce cornadas, pero que recuerda los dos pases de muleta que pegó. Y los 35 que falló, culpa del viento. Puede que tenga razón.

Sin Gavi, Mimosín Team. El error de Xavi apostando por Busquets, Dembélé y Raphinha y retirando a Gavi titular fue gravísimo. Para muestra, el Barça acabó la primera parte con una falta cometida (de Lewandowski en ataque y casi sin querer) mientras que la gestión de vestuario de Xavi con Dembélé, Busquets y Sergi Roberto era una alfombra roja para los madridistas, que se pusieron 2-0 en segunda y aún le sobraba cuajo para arrodillar al Barça. Kross, con 32 años pareció Usain Bolt ante Busquets para habilitar a Vinicius en el primero. Y en el segundo, con siete defensas en el área pequeña dejando libre a Valverde se demostró que el Mimosín Team no es culpa de los errores individuales. Esta vez, Piqué se salvó de la hoguera.