BARCELONA

Laporta: una derrota como una Catedral

El caso Williams es un golpe durísimo para el presidente azulgrana, que fracasa por segundo año consecutivo. Entre otras cosas, por no ser capaz de colocar al Barça en el 1:1. Eso generó dudas en el jugador

Joan Laporta, al lado de Jon Uriarte en el palco.
Juan Jiménez
Redactor jefe de AS. Fue colaborador en AS (2000-04) y, después de pasar por Málaga Hoy, regresó como jefe de Sección en Málaga. Delegado de Andalucía entre 2009 y 2012, colaboró en la integración digital-papel de AS en Madrid. Cubre la información del Barça y la Selección de baloncesto. Tres Juegos Olímpicos. Colaborador de SER, Canal Sur y Gol.
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Como San Mamés, la derrota de Joan Laporta en el caso Williams ha resultado catedralicia. Un golpe durísimo para el presidente y, en general, para el Barça, que ha quedado en estado de shock cuando daba por hecho que, este verano sí, Nico sería suyo para completar una delantera de ensueño. Desde la directiva azulgrana se había transmitido a los medios más cercanos que todo estaba preparado para ejecutar el pago de la cláusula (en algunos casos se escribió que este mismo viernes) y que al jugador y al representante se le habían dado todas las garantías de que sería inscrito.

Pero mientras el Barça se dormía en los laureles, el Athletic trabajaba para darle la vuelta a la tortilla. Después de que el 24 de junio, el representante del jugador, Félix Tainta, comunicase en Ibaigane que Nico quería marcharse, Jon Uriarte se negó a tirar la toalla y puso toda la carne en el asador. Los tiempos jugaban a favor del Athletic. Cuantos más días pasasen sin que el Barça pagase la cláusula, más dudas le podían entrar al jugador y más partido habría. Además, y en una posición económica solvente, el Athletic podía prometer un dinero al que el Barça no podía llegar. Y en lugar de cuidar al minuto el fichaje, el club azulgrana mostró una posición algo pretenciosa: el jugador quería ir al Barça y acabaría en el Camp Nou. No ha sido así.

Laporta tiene relato para escaparse. Nico se asustó, el representante, con muchos jugadores del Athletic en cartera, barrió para San Mamés. Y, como decía Cruyff, si un jugador tiene dudas, ya no le vale para el Barça. Pero esa gatera no evita que la derrota del presidente sea ruidosa, especialmente cuando gobierna el club de una manera personalista; y que, sobre todo, señale directamente los problemas financieros del Barça. Estar fuera de la regla 1:1 ha torpedeado el fichaje.

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Acostumbrado a ganar, a Laporta no le ha servido su capacidad de convicción. Y, esta vez, ha tropezado dos veces en la misma piedra. El año pasado se mostró muy decepcionado cuando el futbolista le llamó para anunciarle que renunciaba mientras el Barça estaba de ‘tour’ por Estados Unidos. Esta año, ha vuelto a caer y no le ha podido ‘regalar’ a Lamine el fichaje de su amigo preferido en la Selección.

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