La primera crisis de la temporada deja muchos señalados
La goleada recibida ante el Castellón ha sacado a la luz las carencias defensivas y emocionales del Almería, que demostró una fragilidad y falta de competitividad impropias de un candidato al ascenso.
La sonrojante derrota sufrida ante el Castellón ha abierto la primera crisis de la temporada en el Almería. Una goleada tan dura como inesperada que ha despertado numerosas dudas y que obliga a una reacción inmediata tanto a Rubi como a sus futbolistas. El 2-5 pone de manifiesto multitud de carencias defensivas y una fragilidad que no se corresponden con un equipo plagado de jugadores con nivel de Primera División y firme candidato al ascenso directo.
Rubi tiene el papelón de reconducir el rumbo de una plantilla emocionalmente frágil y, hasta el momento, no lo ha conseguido. Su sinceridad en la sala de prensa y “obligar” a los jugadores a aguantar el chaparrón de la grada desde el centro del campo fueron sus mejores decisiones de la noche.
El análisis individualizado del partido ante el Castellón deja en muy mal lugar a muchos de los futbolistas rojiblancos:
Luis Maximiano: Si un portero recibe cinco goles, difícilmente puede salir airoso del partido. Quizás en el primero, a la salida de un córner, pudo hacer algo más, pero los responsables reales de todo el festín estaban por delante.
Pubill: El campeón olímpico está lejos de ser el que destacó en su primera campaña de rojiblanco y el que fue titular indiscutible en París. Ofensivamente nulo y defensivamente mejorable; aun así, fue protagonista de la acción en la que el VAR señaló penalti a favor.
Kaiky: Tiene instrucciones precisas de romper las costuras de cada balón para evitar riesgos innecesarios. Parecía que iba ganando confianza, hasta que se desmoronó como todos con el resultado en contra.
Chumi: Después de recibir la camiseta con los 100 partidos en el Almería, estuvo a la sombra de Kaiky y eso no es decir mucho. El gallego ya vivió esta misma situación en Primera, por lo que fue de los primeros en recordar los fantasmas del pasado.
Centelles: Al igual que por la derecha, la banda izquierda tuvo poca profundidad mientras el plan de partido estuvo vigente. Luego todo era demasiado alocado como para que se pudieran estructurar sus subidas. En uno de esos intentos, dejó una autopista a su espalda de la que nació el 0-3.
Edgar: Su trabajo es dar consistencia en el centro del campo. Sin hormigón no hay cimientos y el temblor sísmico del 0-1 derrumbó el orden que debía prevalecer. La inercia de alguna jugada le llevó a aparecer en el último tercio e incluso en banda, pero sin relevancia.
Robertone: Llevar el brazalete de capitán obliga y el carácter argentino impone, pero el saldo final del partido se resume en alguna acción asociativa con Arribas y Nico y con otro susto de su hombro que deberá ser operado cuanto antes.
Arribas: En un día negro, no es suficiente su deseo de participar en el juego creativo, ni el filtrar alguna asistencia que no se computó como tal por error en el remate. De lo menos malo del partido, pero debe compartir la hiel de la manita recibida.
Rachad: Su debut como titular en el primer equipo iba camino de dejar un buen recuerdo hasta que a cinco minutos del descanso no despejó bien un balón en el área y, para completar el infortunio, en el saque de esquina posterior perdió la marca llegando el 0-1.
Nico Melamed: Abrió la cuenta del Almería y también una esperanza remota de reacción, pero fue una fantasía. Mandó un balón al palo y tuvo ocasiones para hacer un par de goles más. Buena asociación con Arribas, pero mala definición para dejarle en insuficiente.
Luis Suárez: Está peleado y obsesionado con el gol. Su segundo tanto de la temporada llegó de la misma forma que el primero, de penalti. En juego, todas las ocasiones las desaprovechó por precipitación. Acabó desquiciado y hundido.
Melero: Estuvo media hora en el campo para ayudar a dar fluidez al equipo, pero no consiguió el objetivo. El equipo ya había perdido los trazos consistentes.
Lopy: Ni reforzó el mediocampo, ni dio un paso a campo contrario. Jugó más hacia atrás que hacia delante y eso, con una goleada en contra, no es buena señal.
Arnau: En jerga taurina se diría que estuvo voluntarioso. De la primera ronda de cambios, fue el que más ritmo imprimió, pero sin éxito.
Marezi: Irrelevante. La afición no cree en él y eso no ayuda.
Bruno Langa: Entró para dar profundidad por la izquierda con el partido decidido por lo que su aportación, al igual que la de Marezi, fue irrelevante.
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