Kylian, todo por la pasta
Antes de nada voy a aclararles que a mí me encantaría que Mbappé acabe en el Real Madrid... en 2024 y con la carta de libertad en el bolsillo. Tengo amigos madridistas más radicales porque están hasta el gorro de los caprichos de un futbolista majestuoso, pero empeñado en comportarse como un actor de Hollywood endiosado y convencido de que los demás son unos privilegiados por el simple hecho de conocerle. Kylian ya no es ese niño que deslumbró en 2017 en las filas del Mónaco. El 20 de diciembre cumplirá 25 años y de momento no sabe lo que es ganar una Champions ni un Balón de Oro. Cristiano llegó a un Bernabéu abarrotado con 24 años y ya tenía una Orejona y un Ballon d’Or, conquistados con grandeza en el United.
La ecuación es sencilla. El parisino cobrará este año 240 millones brutos (120 netos) si se queda en su jaula de oro de París. Un pastizal al que no quiere renunciar. El PSG le quiere vender esta vez, como dejó claro este miércoles Al Khelaïfi soltando ese órdago que suena a renovación o traspaso: “Gratis no se va a ir”. Si yo fuera Kylian me negaría a renovar y cumpliría mi contrato. ¿Le van a encadenar o secuestrar? ¿Cómo se come eso de que es “imposible” que se vaya gratis en 2024?
Mientras que el joven Kylian solo escuche a mamá Lamari y siempre termine echando mano de la calculadora se estará equivocando. Que yo sepa, tiene todas sus hipotecas pagadas. Pero él quiere más, más y más. Pero se le abre una puerta para que el Bernabéu le perdone. Aguantar un año infernal en París y tapar la boca a Al Khelaïfi llegando gratis en 2024. Por una vez en tu vida, olvídate de la pasta...