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Guardiola mejora a Guardiola

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“Nuestro problema en Europa no fue, precisamente, la falta de gol”. Esta frase de Guardiola cuando le preguntaron por Haaland, otra vez por Haaland y una vez más por Haaland, refleja que la transformación del City, el cariz mucho más competitivo que ahora muestra fuera de la Premier, no ha venido por la presencia del noruego. Ayuda tener un jugador así para conquistar la Champions, por supuesto, pero ayudan mucho más el empaque, el rigor, la tensión, el equilibrio.

Eso le faltó al City en varios de sus intentos recientes por ser campeón de Europa. Aquellas eliminatorias de desenlace increíble ante el Lyon y ante el Tottenham, aquella final perdida ante el Chelsea, aquellos últimos minutos fatídicos en el Bernabéu, en todos esos episodios la descompensación defensa-ataque resultó mortal para Pep. Sus intentos de dominar el juego desde los laterales le llevó a gastar una fortuna en jugadores para ese puesto. La profundidad, sin embargo, se castigaba con desajustes.

En la temporada en la que Haaland aterrizó en el Etihad la gran transformación del equipo ha llegado atrás. Guardiola optó por centrales para las posiciones en las que antes se obsesionaba con laterales. Aké por la izquierda, Stones por la derecha (o Akanji, como ante el Bayern), son centrales reconvertidos, tipos que no pierden el sitio cuando de defender se trata. Es difícil verles pasar del mediocampo salvo para esa misión que Stones suele tener como segundo mediocentro cuando la posesión le favorece.

Mantener la defensa en su sitio, ordenar al equipo desde atrás, darle un escudo a la espalda de Rodrigo, permite al City vivir mucho menos expuesto de lo que acostumbraba en Europa. Un equipo con más criterio. Un City más coherente. Un Guardiola que está consiguiendo lo que parecía imposible: mejorarse a sí mismo.