Ellas también son leyendas del Rayo: “Nos descubrieron que existía la Champions”
Alicia Gómez, Natalia Pablos, Cristina Auñón, Marta Perarnau y Ana Blanco rememoran la época dorada de la sección más laureada del club franjirrojo, que este miércoles cumple 100 años.
Quizá aquel 29 de mayo de 1924 ninguno de los chavales de entre 12 y 27 años que fundaron El Rayo en el número 8 de la entonces calle Nuestra Señora del Carmen, ahora 28 de Puerto del Monasterio, podían siquiera imaginar que algo más de tres cuartos de siglo después otro grupo, pero de mujeres, convertirían a su equipo en campeón de Copa (2008), de Liga (2009, 2010 y 2011) y hasta le darían la más prestigiosa de sus victorias en Europa al tumbar al Arsenal en la ida de octavos de la Champions League. Pero el Rayo nació bajo el cariño de Prudencia Priego, madre de algunos de sus fundadores, y creció lo suficiente como para convertirse en pionero del fútbol practicado por mujeres cuando aún no se estilaba. En esa época, los 2000, en los que todavía nadie les daba el valor y reconocimiento merecidos.
Ese año nació una sección que desembarcó en Primera en 2003, va por los 24 años y es la más laureada de la centenaria historia de La Franja. Después de que jugadoras como Natalia Pablos y Alicia Gómez escribieran con letras doradas su mejor época, Cristina Auñón heredara la capitanía del Santa Inés y aquellas pequeñas recogepelotas Marta Perarnau y Anita Blanco llegaran al primer equipo, llegó un abandono y declive que hoy le tiene en Segunda RFEF, categoría de bronce, y sin participación alguna de sus leyendas en el partido oficial organizado por el club. Las cinco rememoran en AS uno de los mejores Rayos de la historia: el Rayo femenino.
“Pertenecer a ese equipo fue increíble. No eras consciente del todo de lo que estabas viviendo, estabas alzando títulos y te sentías ganadora. Ahí empezó toda la época dorada que tuve la suerte de vivir. Antes de que yo llegara era un equipo recién ascendido, de mitad de tabla”, describe Ali Gómez (Madrid, 1986), portera del equipo franjirrojo durante 15 temporadas y 390 partidos, la que más en la máxima categoría. Tanto ella como Natalia Pablos (Madrid, 1985), su máxima goleadora con 350 dianas, estaban en la primera Copa ganada por el Rayo allá por 2008, tras imponerse al Levante por 2-3 con un doblete de la mencionada delantera en Torrelodones. “Poco a poco se fue convirtiendo en muy importante, paseamos la Franja por toda España, por toda Europa”, explica una de las primeras grandes goleadoras de nuestro fútbol.
Alicia, por su parte, señala ese día como el más destacado de la época dorada del equipo vallecano: “El momento más bonito, creo que con el que nos quedamos muchas, puede ser esa Copa. Por el significado de que era nuestro primer título, por estar con toda la afición en Torrelodones...”, narra Alicia. De hecho, ese día en la grada había una niña, Ana Blanco (Madrid, 1996), Anita para las que la han visto crecer con la Franja, que después llegaría a jugar en el primer equipo: “Estuve en el campo con mi padre cuando la ganamos. Me acuerdo perfectamente. Tengo un montón de recuerdos asociados al Rayo femenino, de nuestros domingos en la Torre (el campo Virgen de la Torre donde jugaba como local entonces), de cómo ese equipo era la parte más guay del club. Cada vez que jugaban en el estadio yo lo contaba con emoción en el colegio”.
Esa misma emoción transmite Marta Perarnau (Manresa, 1995) al hablar del club de su vida, al que llegó con 12 años y cuya camiseta defendió hasta los 24: “Ver el Estadio de Vallecas lleno para animar al Femenino era como un sueño... Ver a esas jugadoras poder dedicarse a lo que más me gustaba en el mundo que era el fútbol. Hoy en día el fútbol femenino por suerte está teniendo un lugar un poco más relevante, pero lo que hizo el Rayo en ese momento por las mujeres y las niñas futbolistas tiene un poder indescriptible”. A eso se refiere también una Cristina Auñón (Madrid, 1989) que cuando se ganó la Copa estaba en el filial y posteriormente también llegó a defender la Franja en la élite y hasta a heredar el brazalete de Ali Gómez cuando esta colgó los guantes: “Yo entré a formar parte del B del Rayo siendo muy joven, pasé por muchas etapas, estudié una carrera, un máster, fui por primera vez a muchos campos que había soñado pisar... Este club y la gente con la que me crucé a lo largo de 10 años me hicieron crecer como futbolista y como persona”.
Las tres Ligas ganadas y el legendario partido ante el Arsenal
Después de la Copa de 2008 llegaron las Ligas ganadas en las temporadas 2008-09, 2009-10 y 2010-11, con la que el Rayo cerró el capítulo más dorado de su centenaria historia. En la primera, ganada en un clásico torneo regular, Natalia Pablos y Sonia Bermúdez anotaron 29 y 23 goles respectivamente; en la segunda, las vallecanas se impusieron en la final a ida y vuelta al Espanyol; y en la tercera, también levantaron el título ante las pericas. “La primera Liga fue algo increíble, la celebración, en el estadio, la gente que se volcó con nosotras...”, esgrime Alicia Gómez. Y Natalia Pablos la acompaña: “Recuerdo mucha felicidad, mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucha exigencia... Fuimos progresando año a año hasta llegar a los éxitos más grandes y nos mantuvimos cuatro o cinco años en lo más alto en nuestra Liga y jugando la Champions”. Palabra mágica.
La Champions llegó a Vallecas de la mano de ellas. Las leyendas del Rayo, aunque no fueran convocadas al partido organizado por la entidad este miércoles de mayo de 2024. Lo recuerdan los mayores, lo recuerdan las que eran más pequeñas. “Tengo grabada la imagen del partido contra el Arsenal en el estadio. Hasta ese momento los equipos como aquel parecían vivir en otro mundo, ¡y aquella noche mágica les ganamos 2-0 (Natalia y Sonia)! La vuelta en Londres nos despertó del sueño, pero gracias a esos partidos muchas chicas como yo descubrimos que existía la Champions femenina”, verbaliza Auñón sobre esa competición que ahora el Barcelona ha levantado en tres ocasiones. “Fue un equipo pionero, referente, que quizás hoy en día con todo lo que está haciendo el Barça le quitamos cierta importancia a lo que hizo, pero en realidad le doy más valor aún por el momento que era, la sociedad”, vislumbra Perarnau.
La lateral derecha ejerció aquella noche, ante el mencionado equipo inglés, de recogepelotas, como la que fuera su compañera en la cantera Anita Blanco. “Recuerdo tener que pelearme con Ellen White por un balón por rascar un par de segundos porque eso nos valía para seguir el sueño europeo”, destaca Perarnau. “Yo también estuve en el Estadio de Vallecas ese día, recuerdo salir corriendo por el campo, echarme fotos con Sonia Bermúdez, que entonces era una de las Top dentro de todas las Top que había en el equipo...”, cuenta Blanco.
“Ahora es más normal meter a 8.000 personas pero entonces era impensable, solo el Athletic lo hacía en ese momento. Saltar al campo y ver a todos los vallecanos y vallecanas y toda nuestra gente animando, fue lo más bonito”, destaca Ali Gómez, portera aquella noche en la que también jugaron con la Franja futbolistas hoy campeonas del mundo como Jenni Hermoso o Claudia Zornoza...
La caída del gigante Rayo
La salida de la familia Ruiz-Mateos y el adiós de la presidenta Teresa Rivero que siempre había tratado bien al equipo femenino coincidió con el fin de la época dorada de este Rayo. Raúl Martín Presa se hizo con el club y la sección fue perdiendo brillo, buen trato, recursos y ganado en ajustes hasta el punto de acariciar el cierre en 2014. La afición y las jugadoras, de entonces y de antes, se movilizaron bajo el lema “Salvemos al Rayo Femenino” y el equipo continuó compitiendo en Primera a pesar de todo.
Tras varias campañas coqueteando con la zona de descenso y asumir cosas como las contadas por Paula Fernández, ahora jugadora del Levante, en este diario, como que “el material estaba en una ducha” o entrenamientos con “paquetes de arroz”, el equipo franjirrojo descendió en 2022 después de un convulso curso en el que el escándalo de los audios del entrenador Carlos Santiso (“nos falta hacer una como las de la Arandina, pero que sea mayor de edad”) abrió una herida entre vestuario y afición difícil de cerrar.
Ya en Segunda (Primera RFEF) encadenó una nueva pérdida de categoría, compitiendo actualmente en Segunda RFEF, la división de bronce, en la que ha acabado en undécima posición con 33 puntos y con Santiso todavía en el banquillo... “Hemos estado luchando todas para que el barco siguiera a flote muchos años y ves que se empieza a hundir… Con el primer descenso sentí bastante pena, aunque ya eras un poco consciente de lo que estaba pasando en el Rayo. Con el segundo ya lo sentí algo más lejos, con la salida que tuve y que no me sentía muy identificada te vas distanciando. Aun así siento mucho dolor, se va descendiendo y va quedando en el olvido”, analiza Alicia Gómez.
Su pena la comparten también el resto de exfutbolistas franjirrojas. “Cuando todo el mundo apostaba por el fútbol femenino, él ha decidido no hacerlo. Estas son las consecuencias. Entonces siento un poco de mezcla entre tristeza y resignación”, dice Natalia Pablos. Marta Perarnau y Anita Blanco coinciden: “Me da mucha pena, el día del primer descenso estuve muy muy triste”. Mientras, Auñón espera que las cosas cambien: “Por el cariño que le tengo al Rayo... Pero habría que preguntarle a quien se encarga de la gestión del club y decide qué recursos dedicar a la sección más laureada de la entidad”. “He comentado muchas veces que, mientras siga su dirigente, el Rayo femenino no tendrá lugar ni posición dentro del club”, comenta Alicia en la misma línea.
La esperanza, no obstante, es lo último que se pierde. Vallecas, barrio obrero y ejemplo de lucha y resistencia, lo sabe. El Rayo y las personas rayistas, también. “He sido la persona más feliz del mundo por vestir la Franja en Primera división, por jugar rodeada de referentes y de representar al barrio. Era insostenible seguir intentando estar en la categoría más profesional, por recursos y por el valor que se le daba al femenino. Aun así, quizás soy una persona muy utópica o romántica, pero yo sí que siento que el Rayo algún día puede volver a estar donde se merece. Sí que creo que algún día podemos volver a representar la Franja aquellas que tanto la sentimos y devolver al Rayo femenino esos valores que representan a su barrio”, pronuncia Perarnau en una frase capaz de atravesar corazones como atraviesa camisetas blancas la franja roja. Anita Blanco acompaña para culminar: “Tener esperanza es muy importante. Si algo ha demostrado el Rayo es resistencia y que hay gente que siempre lo quiere”. Ellas, leyendas aunque no jueguen el partido del centenario, lo hacen. Porque ellas también son el Rayo.
¿Qué le sugiere la palabra “Rayo”?
Alicia Gómez: “Muchísimas cosas, estuve 15 años en el Rayo. Fue mi casa. Para mí significa mucho por compañeras, amigas y aficionados que a día de hoy les tengo un cariño enorme porque siempre nos han acompañado”.
Natalia Pablos: “La palabra Rayo me sugiere casa. Creo que la persona que soy hoy se lo debo en gran parte a ese club. Todos los valores que me ha enseñado, con todas las personas que he compartido vestuario, la afición, todo lo que me ha inculcado... Para mí es casa”.
Cristina Auñón: “Unidad, trabajo y orgullo de barrio”.
Marta Perarnau: “Una forma diferente de entender el mundo y de entender el deporte. Me siento muy orgullosa de haber recibido la educación que para mí supone el Rayo y los valores con los que me educaron porque es lo que ahora intento transmitir en mi día a día como persona y como futbolista”.
Anita Blanco: “Orgullo. Orgullo de equipo que representa a un barrio y orgullo de barrio que se ve representado por un equipo”.
Jugadoras históricas del Rayo Vallecano femenino
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