Falcao y Camello, maestro y aprendiz, son pasado y futuro del gol del Atlético de Madrid
Los delanteros del Rayo vuelven al Metropolitano. El ‘Tigre’ sigue siendo un ídolo para la afición atlética, como lo fue para Camello de niño, quien cumplió un sueño jugando con él.
Falcao y Camello forman la delantera del Rayo. La Franja es su presente, pero ambos están ligados de alguna manera al Atlético. El Tigre, cuyo fichaje desató la locura en Vallecas el verano de 2021, es una toda una leyenda rojiblanca. A día de hoy sigue siendo un ídolo para la afición colchonera, que ya le recibió el pasado curso en el Metropolitano con una gran ovación, justo cuando se cumplía una década de su llegada al Manzanares. Allí, en dos años, anotó 70 tantos: 36 en la 11-12, dos de ellos en la final de la Europa League al Athletic de su actual técnico, Andoni Iraola; y 34 en la 12-13, llegando a endosar él solo una manita al Deportivo. Del Atlético no sólo se llevó un saco de goles y el cariño de la gente, también una Europa League, una Supercopa de Europa —en la que hizo tres dianas— y una Copa del Rey.
Si el colombiano encarna el pasado, Camello representa el futuro. El internacional Sub-21, que renovó con los rojiblancos hasta 2026 antes de salir a préstamo al conjunto rayista, es una promesa que va camino de convertirse en realidad. De ahí que el Atlético haya repetido la fórmula de la cesión. La temporada anterior consiguió quince goles con el Mirandés en Segunda y esta vez con la Franja está demostrando que cualidades no le faltan. Su estreno realizador data del Elche, aunque la jornada anterior en San Mamés hizo dos dianas que terminaron anuladas por fuera de juego. Además de ese gol, el madrileño ha dado una asistencia y se ha convertido en un fijo en el once de Iraola.
El técnico vallecano está apostando por Camello de inicio y tira de la experiencia de Falcao en las segundas partes. Así dosifica un instinto que sigue intacto y le condujo a marcar seis goles en 831 minutos ligueros con la Franja la pasada campaña —con víctimas tan importantes como Barça y Real Madrid— y le protege de las lesiones. El plan del de Usurbil salió bien contra el Athletic, rival al que Falcao marcó (su único tanto por el momento) al minuto de saltar al campo. Ambos delanteros están rindiendo en sus respectivos roles, conscientes de que en enero volverá otro killer, De Tomás. Hasta que eso suceda, el gol es su responsabilidad y lo asumen con la misma naturalidad con la que se complementan sobre el verde. Sólo han coincidido 76 minutos, en los encuentros ante Mallorca (21) y Almería (45).
Su relación se basa en la admiración. Camello tenía sólo diez años cuando Falcao era la estrella de su Atleti. El pequeño delantero jugaba en las categorías inferiores y soñaba con hacerlo algún día junto al Tigre y, como el destino es caprichoso, ese deseo se ha hecho realidad. “Me ha sorprendido. Ves a tu ídolo de chiquitito y le tratas con un respeto súper grande, con miedo, pero al final es una persona humilde y siempre con una sonrisa. Aún no me ha dado consejos, pero verle en el campo, cómo se mueve y define... Es hacer un máster de delantero centro. Ahora es con quien compito el puesto y lo haré con todo el respeto del mundo”, confesó el madrileño a AS, quien viene de una familia muy colchonera. Sus tíos jugaron en la cantera. Y todos ellos han sido clave en que mantenga los pies en el suelo: “Porque salgas en televisión, tengas mucho dinero o juegues con Falcao no eres más que nadie”.
Camello tiene escrita en la piel su historia. Sus tatuajes —hechos en Vallecas, de nuevo el destino— le recuerdan aquel dulce debut en Primera con los rojiblancos. Esa camiseta tendida con el dorsal número 55 con el que marcó al Levante. El nueve ha cumplido su sueño de jugar con Falcao, el de hacerlo en la élite y persigue el de triunfar con el Atlético el día de mañana, pero no le obsesiona. “Es por lo que llevo peleando desde chiquitito, aunque tampoco me puedo cerrar a eso. Trabajo para pertenecer a la plantilla del Atleti y ser importante allí, pero si no se consigue no pasa nada. No quiero ser una persona frustrada”, explicó a este medio, donde dio algunas pinceladas de su última conversación con Simeone: “Me dijo que siga haciendo lo que sé y lo que he demostrado. Mi fuerte son los goles”. Él afina su guitarra para celebrarlos si marca en el Metropolitano, ya que no hay cláusula del miedo; mientras el Tigre afila sus garras. Pasado, presente y futuro se dan cita en el derbi del gol.