El impacto económico del paso del Tour por Euskadi fue de casi 104 millones de euros
Buen balance del Gobierno Vasco a la hora de cuantificar la Grand Depart del año 2023. Florencia será la encargada de alojar la del año próximo, con llegada en Niza.
El 29 de junio de 2024, el Tour realizará la primera etapa entre Florencia y Rimini. Para entonces, los italianos conocerán los datos del impacto directo e indirecto de la Gran Salida del 23 desde Euskadi. La primera etapa, el 1 de julio, transcurrió entre Bilbao y Bilbao, la segunda entre Vitoria y San Sebastián y la tercera unió Amorebieta con Bayona, ya en el País Vasco Francés. “Han sido 103,9 millones de euros cuando la inversión de las instituciones fue de 12,2 millones”, ha comentado el portavoz del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, esta mañana en Bilbao. “Es como multiplicar por 8 el dinero inicial”, añadió.
16,8 millones fueron de impacto directo y 53,7 de tipo indirecto (hostelería, transporte y otros servicios). Hubo 113 contratos realizados para poner en pie el evento y 104 de ellos fueron para empresas vascas. El beneficio de vuelta ha generado 52,8 millones de euros en el PIB. Las tres diputaciones vascas han recuperado 15 millones a través de los impuestos. Si se tuviera que haber invertido en anuncios publicitarios en los medios de comunicación que hablaron del evento se tendrían que haber gastado unos 115,2 millones de euros.
“Hemos superado el reto con nota y el Tour nos ha felicitado. Por la organización, por el impacto y por el comportamiento de nuestros aficionados que dieron color a la carrera demostrando que son de los mejores del mundo. Se hizo un gran esfuerzo de coordinación y de trabajos para que las cosas salieran bien. Se superaron dificultades pero tenemos que estar muy orgullosos del resultado conseguido”, explicó Zupiria. En la puesta en escena de esta mañana ha habido representantes de ayuntamientos y diputaciones forales pero ha sido Zupiria, junto al alcalde de Bilbao, el encargado de ofrecer los datos.
El paso del Tour de Francia por Euskadi se tomó como un “evento de país” y se consideró una actividad emblemática. Tuvo sus detractores y también rodearon críticas al protagonismo del PNV tratando de rentabilizar un gasto que pagaba todo Euskadi. Pero llegó el momento de la carrera y todas las sombras se tornaron en luces. Salvo pequeños incidentes, como gente que puso chinchetas al paso de los ciclistas, el País Vasco superó con nota un desafío realmente tarde. El Gobierno Vasco, por ejemplo, tuvo que lidiar con amenazas de huelga de la Ertzaintza.
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